Al menos dos de los uniformados detenidos, investigados por delitos de comercialización de estupefacientes, aparecen vinculados a Brenda «La Diabla» Leguizamón, presunta testaferro de los Cantero en territorio bonaerense. Según se desprende de la investigación, la mujer podría haber funcionado como nexo entre los policías acusados y la organización comandada por Guille Cantero.
De la redacción de EL NORTE
[email protected]
La banda de Los Monos ha expandido su red de narcotráfico e impunidad repartiendo grandes sumas de dinero entre algunos oficiales de la fuerza de seguridad de Santa Fe. Aunque -en los últimos tiempos- la organización narcocriminal comandada por el clan Cantero instaló su metodología de comprar protección policial también en territorio bonaerense. Lo que se reveló esta semana en San Nicolás es una muestra del vínculo que existe entre narcos y (algunos) policías corruptos.
Tras la investigación llevada a cabo por la fiscal Verónica Marcantonio, la Justicia detuvo a efectivos de la fuerza de seguridad provincial acusados de comercializar drogas incautadas a traficantes. Pero, además, la investigación también destapó otro accionar: el de la protección brindada por estos policías a cargamentos de droga que circulaban por San Nicolás.
Incluso cuentan que dos efectivos se habían convertido en prestadores del servicio de seguridad para una facción de la banda de Los Monos, que eligió esta ciudad para estibar droga con el objetivo de evitar los robos de grupos rivales en Rosario. Entre los oficiales acusados no hay ningún jefe. Y ello, como están las cosas, es una buena noticia.
Al menos dos de los uniformados detenidos aparecen vinculados a Brenda Leguizamón, conocida como La Diabla, investigada por ser presunta testaferro de los Cantero en territorio bonaerense. Brenda, también conocida por ser cantante de trap, permanece detenida en la UP 3 de esta ciudad. Según se desprende de la investigación, la Diabla podría haber funcionado como nexo entre los policías acusados y la organización comandada por Guille Cantero.
La Diabla es hermana de Brisa Leguizamón, quien el 20 de enero de 2022 se casó con Esteban Rocha en la sangrienta boda narco realizada en Rosario. Aquella fiesta terminó en una masacre: una banda de sicarios atacaron a un grupo de invitados al casamiento y asesinaron a Iván Giménez, a su pareja Érica Romero y a la hija de ambos, Elena, de un año.
La fiscal Marcantonio también tuvo a su cargo la investigación contra La Diabla. Durante la instrucción del sumario, los funcionarios judiciales habrían establecido que, después del ataque en el casamiento de su hermana, Brenda Leguizamón decidió mudar sus operaciones a San Nicolás. Leguizamón habría llevado con ella a sus hermanos, Ignacio y Nadin Albornoz. La joven trapera alquiló un local donde vendía ropa, situado en Gerónimo Costa y avenida Moreno. Curiosamente, una de las tres ocupantes del Citroën C3 que interceptaron los policías, y del que robaron la marihuana, habría sido identificada como Nadin Albornoz, hermana de Leguizamón.
Rescate
Una de las investigaciones que derivó en la detención de policías corruptos comenzó a partir del secuestro –en avenida Illia– de un cargamento de droga que provenía de Rosario. Procedieron a la interceptación de un Citroën C3, en el que se movilizaban dos mujeres y un hombre. En ese momento, los policías se habrían llevado parte de la marihuana transportada. El cargamento, cuentan fuentes de la investigación, era de veinte kilos de marihuana, pero cuatro policías que estuvieron a cargo del procedimiento consignaron en el acta que había seis kilos de droga. Para encubrir el faltante insertaron en el documento público que confeccionaron declaraciones falsas respecto de la cantidad de droga que había en el vehículo.
Esos cuatro efectivos se desempeñaban en la Comisaría Tercera, en la zona norte de esta ciudad. Lo hicieron, siempre según la investigación, en forma organizada y mediando acuerdo de voluntades.
Por la sustracción de la marihuana y el presunto tráfico de drogas, fueron apresados los policías que habrían sido identificados como Nicolás Martín Leyes, Johnatan Esteban Reche, Laureano Elías Paré Fissicaro y Ángel Fernando Rajoy. Fuentes de la investigación indicaron que Leyes y Reche serían los efectivos que habrían recurrido a dos dealers de la banda de La Diabla para, supuestamente, vender la droga robada a los ocupantes del Citroën C3.
Los cuatro policías acusados les entregaron la marihuana a dos vendedores para que la distribuyeran. Entre otros puntos de venta, los dealers ofrecían la droga en dos locales nocturnos. Allí también se vendían, cuentan fuentes con acceso a la causa, cocaína y éxtasis. Cada pastilla se comercializaba a unos $15.000. El gramo de cocaína, en tanto, oscilaba entre los $4000 y $8000, según el grado de pureza
En las imputaciones, como se escribió más arriba, no se involucró a toda la fuerza de seguridad provincial, sino a algunos efectivos. Los policías detenidos se conocían entre sí, compartían lugares de trabajo en comisarías de San Nicolás.
Durante los allanamientos, los investigadores secuestraron teléfonos y dispositivos portátiles de almacenamiento digital que comenzaron a ser revisados con el objetivo de determinar si existen más uniformados involucrados con la banda.