Se trata de Sierra Chica, un conocido penal creado en 1881. Allí podrían cumplir su condena los acusados de asesinar a Fernando Báez Sosa.
Ubicado en Olavarría, provincia de Buenos Aires, el penal de Sierra Chica podría alojar a los rugbiers acusados de asesinar a Fernando Báez Sosa. Desde la defensa habían solicitado el traslado de los imputados a Campana. Sin embargo, en las últimas horas deslizaron la posibilidad de que vayan a la cárcel del sur bonaerense.
Actualmente comenzó la lectura de alegatos en el caso Báez Sosa. Hoy comenzó la exposición de la fiscalía y la querella, esta última a cargo de Fernando Burlando. Mañana será el turno de la defensa, en manos de Hugo Tomei.
Mientras en el Tribunal de Dolores los letrados manifiestan sus posturas, puertas afuera se especula con las posibles condenas y las cárceles. Entre tantas posibilidades, el penal de Sierra Chica sería el más probable.
Muertes y canibalismo: El motín más sangriento de la historia argentina
Corría el año 1996 y se avecinaba la llegada de Semana Santa. Mientras esperaban un fin de semana largo más tranquilo en el penal, algunos presos tenían otros planes. Fueron ocho días en los que los “12 apóstoles” manejaron la cárcel a su antojo.
Todo comenzó el 30 de marzo, cuando uno de los detenidos identificado como Marcelo «Popó» Brandan Juárez entró a la oficina del empleado administrativo del penal. Con la excusa de usar el teléfono del penal, comenzó el motín.
En los días siguientes, comenzaron a sucederse hechos totalmente violentos y sangrientos. Este grupo de 12 convictos, primero apuntó contra los policías que estaban dentro del penal. Luego el objetivo fue un grupo de presos conocidos como “Arruinaguachos”.
Empanadas de carne humana
Uno de los momentos más tenebrosos de esta historia sucedió en la panadería del penal. Luego de asesinar y descuartizar a sus respectivas víctimas, se dirigieron con las partes de los cuerpos al horno del sector.
Con total impunidad y sin ningún estupor, calcinaron las vísceras de cada cadáver y posteriormente los transformaron en empanadas. No obstante con todo lo bizarro de la escena, llevaron su “comida” a los distintos guardias que estaban encerrados en un pabellón.
Luego de que algunos policías, sin saber la procedencia, comieran las empanadas comenzaron sus ironías. “Tiene un gusto dulce, ¿viste? Te estás comiendo a un chorro, ahora vas a ser mejor persona”, contó uno de los sobrevivientes del motín, según consigna el medio Diario Anticipos.
Robledo Puch, escondido y rezando
En ese entonces, dentro del penal también se encontraba presente el “Ángel de la muerte”, Carlos Robledo Puch. Según se difundió más tarde, entre tantas historias, el asesino serial prefirió mantenerse por fuera del motín,
Junto a otros convictos se refugió con una biblia en la capilla de la cárcel. Una de las tantas versiones de este triste hecho, en la capilla no había agua y se mantuvieron con vida tomando su propia orina y alimentándose de algún pedazo de pan que alguien les tiraba del otro lado del muro cuando no había presos peligrosos cerca.