El mensaje fue publicado con motivo de la 58ª Jornada Mundial de la Paz, bajo el título “Perdona nuestras ofensas, concédenos tu paz”, y difundido por el Vaticano.
El sumo pontífice llamó la atención sobre la deuda externa como herramienta de “control” sobre los países de bajos ingresos y exhortó a las principales potencias a redirigir el gasto militar hacia la erradicación del hambre en el mundo.
Francisco advirtió que la deuda externa, lejos de ser un simple compromiso financiero, funciona como un mecanismo de explotación. “No me canso de repetir que la deuda externa se ha convertido en un instrumento de control, a través del cual algunos gobiernos e instituciones financieras privadas de los países más ricos no tienen escrúpulos de explotar de manera indiscriminada los recursos humanos y naturales de los países más pobres, a fin de satisfacer las exigencias de los propios mercados”, expresó el sumo pontífice en su carta.
El Papa también criticó la falta de solidaridad en el sistema internacional, subrayando que, sin una lógica de interdependencia, se generan profundas desigualdades. “El sistema internacional, si no se alimenta de lógicas de solidaridad y de interdependencia, genera injusticias, exacerbadas por la corrupción, que atrapan a los países más pobres”, sentenció.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) detalla que los países con mayor carga de deuda externa se encuentran en África, América del Sur, Europa y Asia, destacando que Argentina lidera la lista con una deuda de 32 mil millones de dólares.
En cuanto al gasto militar, el Papa propuso un cambio radical en las prioridades económicas globales. “Utilicemos al menos un porcentaje fijo del dinero empleado en los armamentos para la constitución de un Fondo mundial que elimine definitivamente el hambre y facilite en los países más pobres actividades educativas también dirigidas a promover el desarrollo sostenible, contrastando el cambio climático”, instó Francisco.
El mensaje del Papa busca sensibilizar a los líderes mundiales para que adopten políticas orientadas a la justicia social y a la construcción de un mundo más equitativo, en lugar de perpetuar un modelo que fomenta conflictos y desigualdades.