La iniciativa de la Asociación Conciencia comenzó el viernes en el Teatro y concluye hoy en la Técnica 6. Reúne a unos 350 estudiantes secundarios de la región que debaten sobre diversas problemáticas de actualidad en el mundo. En la Sala de Tratados, este año se pone el foco en una preocupación mundial como la violencia económica hacia las mujeres.
De la Redacción de EL NORTE
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Hoy se desarrolla en la Técnica 6, la última jornada del Modelo Naciones Unidas San Nicolás que reúne a unos 350 estudiantes secundarios de la región, 30 docentes y 55 voluntarios de la iniciativa de la Asociación Conciencia. Año a año, el simulacro del organismo internacional trata diversas problemáticas de actualidad en los distintos órganos.
La Sala de Tratados Internacionales este año dedica su espacio al tratamiento de la “Erradicación de la violencia de género: empoderamiento económico de la mujer”.
La Organización de las Naciones Unidas ha dado cuenta últimamente de números alarmantes y cómo este tipo de violencia afecta a mujeres y niñas en todo el mundo. Según las palabras de la Directora Ejecutiva de ONU Mujeres, Sima Bahous, incluso no tomar cartas en el asunto es costoso para los países, ya que “algunos países estiman que el impacto económico de la violencia de género es de alrededor del 3,7% del PIB. Sin embargo, la inversión es lamentable, apenas un 0,2% de la asistencia total en 2022”. De ahí su importancia para llevarlo al debate de la Sala de Tratados.
LA PROBLEMÁTICA EN NÚMEROS
El Modelo ONU detalla para las investigaciones de las delegaciones, las siguientes cifras.
Un 30% de la desigualdad salarial se debe a la disparidad dentro de los hogares.
Las mujeres ganan un 23% menos que los hombres en el mercado laboral mundial.
Aproximadamente 2.400 millones de mujeres en el mundo no tienen los mismos derechos económicos que los hombres.
Las mujeres tienden a tener menor acceso a las instituciones financieras y mecanismos de ahorro formales. Mientras el 55% de los hombres informa tener una cuenta en una institución financiera formal, esa proporción es de sólo el 47% en el caso de las mujeres en todo el mundo. Esta disparidad es mayor en las economías de ingresos medios bajos.
El 75% de los países mantendrán los recortes en el gasto público en 2025 debido a los conflictos y al alza de los precios de los combustibles y los alimentos. La austeridad repercute negativamente en las mujeres ya que reduce el gasto público en servicios públicos esenciales, políticas de cuidados y protección social.
En el caso argentino, la tasa de actividad laboral en la población femenina incrementó de un 51,2% a 52,2% en 2023. Este incremento se observó mayormente en las mujeres de entre 14 y 29 años, pasando del 41,2% al 43,9%.
DESIGUALDADES
“Hablar de cuestiones de género significa tener presente que la desigualdad no se trata solo de la riqueza, el patrimonio neto, o de los ingresos, el sueldo bruto. También puede abarcar la expectativa de vida, la facilidad que tienen las personas para acceder a los servicios de salud, la educación de calidad o los servicios públicos. Hay desigualdades entre los géneros y entre los grupos sociales. Una de las acciones que son resultado de estas desigualdades es la violencia de género, definida por la ONU como los actos dañinos dirigidos contra una persona o grupo de personas en razón de su género. La violencia económica o patrimonial es un tipo de violencia vigente y actual hacia la mujer, en la cual existen por ejemplo prohibiciones de trabajar y de tener acceso a sus bienes muebles o inmuebles. Esto resulta en limitaciones a los recursos o ingresos destinados a la satisfacción de sus necesidades, o la de sus hijos, como también la posibilidad de manejar los recursos financieros del hogar libremente, afectando su supervivencia e impidiendo tomar decisiones sobre la economía del hogar, aun también cuando la mujer gane sus propios recursos o asuma sola el cuidado y la manutención de los hijos e hijas”, observaron en el documento trabajado.
SALARIO Y EMPLEO
La Organización de las Naciones Unidas ha resaltado en los últimos años la desigualdad en salarios entre hombres y mujeres. Por poner un ejemplo, la ONU aclara que casi el 90% de los países registra al menos una diferencia legislativa que restringe las oportunidades económicas para las mujeres. Entre ellas, 79 países poseen leyes que limitan el tipo de empleo que las mujeres pueden ejercer. Asimismo, los esposos pueden oponerse a que sus esposas trabajen e impedirles que acepten un empleo en 15 diferentes Estados.
Otra problemática que se ha encontrado es que se tiende a que las mujeres se inserten en el mercado laboral informal, dejando de percibir ayudas sociales públicas, como así también protección laboral frente a las leyes de cada Estado. “Resulta crucial que los Estados sigan promoviendo diversas políticas en todos los aspectos socioeconómicos, sean formales o informales, al alcance de todas las mujeres que así lo necesiten. También, la falta de visibilidad del asunto pone en jaque la ayuda que los gobiernos de los distintos países puedan poner en práctica a la atención necesaria frente a esta problemática. Se deberá hacer hincapié en la búsqueda e integración de estadísticas verídicas y reales que puedan dar cuenta de que los números serían aún más graves de lo que realmente se tiene en cuenta, es decir, que probablemente sean más mujeres que sufren violencia económica”, analizaron.
EDUCACIÓN
Asimismo, el material para la Sala de Tratados Internacionales recuerda que “la educación es y debe seguir siendo una prioridad de los gobiernos nacionales”.
Según datos oficiales de la ONU, alrededor del 40% de los países no han logrado la paridad (igualdad) de género en la educación primaria. Estas desventajas en la educación también se traducen en falta de acceso a habilidades y oportunidades limitadas en el mercado laboral para las mujeres.
Al mismo tiempo, las mujeres registran mayores intermitencias en su trayectoria laboral: si bien la mayoría de los varones y de las mujeres ocupadas tienden a permanecer en el mismo puesto al cabo de un año y medio, para las mujeres es mucho más frecuente retirarse del mercado de trabajo laboral en comparación a los varones. Por razones tanto de género como de desigualdad social: un embarazo, tener que cuidar a un ser querido, ser maltratada en su puesto de trabajo, o bien, su entorno remarcando que su trabajo no es “de mujer”. Por otro lado, el tiempo dedicado al trabajo no remunerado en el hogar, algo claramente feminizado (“asignado” a la mujer) compite con el tiempo que las mujeres tienen disponible para dedicar al ocio, al cuidado personal o a oportunidades educativas y laborales. Por eso, la participación en tareas no remuneradas se relaciona negativamente con la participación laboral de las mujeres: a mayor tiempo dedicado a tareas hogareñas, menor tiempo se dispone para aplicar a un trabajo remunerado en el mercado laboral que permita la obtención de ingresos propios. “Esto perjudica la posibilidad de autonomía y exacerba los contextos de violencia económica”, notaron en el informe del Modelo ONU San Nicolás.