De acuerdo a las previsiones del Instituto Nacional del Agua (INA), la bajante del río Paraná se extendería durante casi todo el invierno. Aunque con un mínimo repunte transitorio a partir del domingo, en los últimos 30 días el río perdió casi un metro y medio frente a la costa de San Nicolás.
De la redacción de EL NORTE
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Un mes atrás, el 26 de mayo pasado, el Paraná frente a la costa de San Nicolás tuvo una altura de 2,51 metros (m). Al cabo de los últimos 30 días transcurridos el río perdió 142 centímetros: el 25 de este mes el resultado fue de 1,09 m. La medición que Prefectura Naval practicó en el mediodía de hoy en nuestra ciudad arrojó una altura de 1,13 m. Pese a este leve repunte, que en realidad se había iniciado el domingo, desde el Instituto Nacional del Agua (INA) pronosticaron que la bajante que experimenta el río se extendería durante casi todo el invierno. La falta de lluvias en la cuenca alta hace suponer que el fenómeno se prolongará, al menos, hasta fines de agosto.
Según consignó el medio rosarino La Capital, el responsable del área de pronósticos del INA, Juan Borus, explicó que “si se miran los mapas acumulados de lluvia en la región formadora del río Paraná, más de la mitad de la región ha tenido en las últimas tres semanas muy pocas lluvias”.
Recordó asimismo que el Paraná se alimenta del aporte de lluvia de Brasil y Paraguay. Explicó que se trata de una enorme cuenca de 2,5 millones de kilómetros cuadrados. En un gran porcentaje de esa región, cayó muy poca agua. “Apenas unos eventos aislados”, advirtió el referente del INA.
Por lo cual, la altura del Paraná depende de las lluvias que caen en la cuenca misionero-paraguaya del río, “lo que permitirá que el caudal se recupere un poco en los próximos tres días”, apuntó. Y añadió: “Podemos tener una estabilización a mediados del invierno, pero siempre hablando de niveles estables bajos”.
Hay que recordar que el Paraná viene de una extensa e histórica bajante que se prolongó durante casi cuatro años a lo largo de toda su extensión en suelo argentino. Entre 2020 y 2023, el río experimentó una bajante sin precedentes con consecuencias en la navegación, la generación de energía eléctrica, la potabilización de agua y la fauna ictícola, entre otros problemas.
Para Borus, “el escenario actual es muy parecido al de marzo 2020 – 2021”, aunque también consideró que “el período de bajante va a ser más corto y no tan intenso como en esos años”.