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viernes, octubre 18, 2024
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EL GRAVE SESGO QUE HACE QUE LAS MUJERES TENGAN MÁS CHANCES DE MORIR AL VOLANTE

Las pruebas de choques que usan maniquís para evaluar la seguridad de los autos siempre consideraron al cuerpo del hombre. En Suecia desarrollaron un dummy con las características de una mujer promedio, que hasta el momento es más propensa que los hombres a sufrir lesiones en accidentes similares. “Hay un sesgo”, dijo Tjark Kreuzinger, especialista en el campo de Toyota en Europa. “Cuando todos los hombres en las reuniones deciden, tienden a mirarse a los pies y decir: esto es todo”.

Desde la década de 1970, los maniquíes de prueba de choque, sustitutos mecánicos del cuerpo humano, se han usado para determinar la seguridad de los autos. La tecnología permite estimar la efectividad de los cinturones de seguridad y otras características de seguridad en los nuevos diseños. Lo que no es tan popular es que, hasta ahora, el maniquí más utilizado se basaba en la constitución y el peso promedio de los hombres.

Sin embargo, las mujeres representan aproximadamente la mitad de todos los conductores y hasta el momento son más propensas a sufrir lesiones en accidentes similares. El maniquí que a veces se usa como representante de las mujeres es una versión reducida del masculino, y es aproximadamente del tamaño de una niña de 12 años. Con 149 cm de altura y un peso de 48 kilos, representa el 5% más pequeño de mujeres según los estándares de mediados de la década de 1970.

La novedad es que un equipo de ingenieros suecos finalmente desarrolló el primer maniquí –o para usar un término más técnico– herramienta de evaluación del asiento, basado en el cuerpo de la mujer promedio real. Mide 162 cm y pesa 62 kg, medidas bastante más representativas de la población femenina.

La incorporación del maniquí femenino ayudaría a reducir hasta un 73% lesiones en conductoras. Pero ¿por qué los reguladores de seguridad no lo pidieron antes?

Una decisión masculina

“Hay un sesgo”, dijo Tjark Kreuzinger, especialista en el campo de Toyota en Europa. “Cuando todos los hombres en las reuniones deciden, tienden a mirarse a los pies y decir: esto es todo”. El experto hace énfasis en que no necesariamente es una decisión intencional, pero no deja de ser una decisión limitante.

Varias veces al día en un laboratorio de la ciudad sueca de Linköping se simulan accidentes de tráfico y se analizan las consecuencias. Los sensores y transductores dentro del maniquí proporcionan datos que pueden salvar vidas, midiendo las fuerzas físicas precisas ejercidas sobre cada parte del cuerpo en un evento de choque. El equipo registra datos que incluyen la velocidad del impacto, la fuerza de aplastamiento, la flexión, el par del cuerpo y las tasas de frenado. Están enfocados en ver qué sucede con la biomecánica del maniquí durante las colisiones traseras de bajo impacto.

Mayor riesgo

Cuando una mujer sufre un accidente automovilístico tiene hasta tres veces más probabilidades de sufrir lesiones por latigazo cervical en impactos traseros que un hombre, según datos del Gobierno de los Estados Unidos. Aunque el latigazo no suele ser mortal, puede provocar discapacidades físicas, a menudo permanentes.

Son estas estadísticas las que impulsaron a Astrid Linder, directora de Seguridad Vial del Instituto Nacional de Investigación de Carreteras y Transporte de Suecia, a iniciar la investigación en Linköping. “Sabemos por las estadísticas de lesiones que si observamos los impactos de baja gravedad, las mujeres corren un mayor riesgo”, señala.

El maniquí femenino promedio en Linköping tiene una columna completamente flexible, que permite que el equipo puede observar lo que le sucede a toda la columna, desde la cabeza hasta la parte inferior de la espalda, cuando una mujer se lesiona.

“Para asegurarnos de identificar los asientos que tienen la mejor protección para ambas partes de la población, necesitamos tener representada la parte de la población con mayor riesgo”, dijo.

Avances ignorando a la mujer

Los ingenieros están comenzando a crear maniquíes más diversos para representar bebés, ancianos y personas con sobrepeso, pero la mujer sigue siendo dejada de lado.

La empresa estadounidense Humanetics es el mayor fabricante de maniquíes para pruebas de choque en el mundo y es considerada la voz líder en lo que respecta a la precisión de la tecnología. Su director ejecutivo Christopher O’Connor expresó que cree que la seguridad avanzó significativamente en los últimos 40 años, pero ignoró por completo las diferencias entre un hombre y una mujer. “No se puede tener el mismo dispositivo para evaluar a un hombre y una mujer. No vamos a descifrar las lesiones que vemos hoy en las mujeres a menos que coloquemos sensores en los lugares que corresponden para medirlas”, enfatiza. “Si las medimos, podríamos tener autos más seguros con airbags más eficientes, cinturones de seguridad más apropiados y espacios con tamaños distintos”.

La Dra. Linder confía en que su investigación puede ayudar a dar forma a las reglas de diseño en las cuales se van a basar los autos del futuro y destaca que, por las diferencias entre los dos sexos –siendo las mujeres más bajas y livianas, con distintas fortalezas musculares y diferencias en la forma del torso, el centro de gravedad y el contorno de las caderas– la respuesta física a un accidente automovilístico es distinta.

Seguridad para toda la población

Pero Linder necesita de aliados a los reguladores para poder implementar el uso de su maniquí sin sesgo en las pruebas. Hoy no existe ningún requisito legal para que las pruebas de seguridad de autos para colisiones de impacto trasero se lleven a cabo en otra persona que no sea el hombre promedio.

Aunque hoy la ONU está examinando sus regulaciones sobre pruebas de choque y va a determinar si es necesario cambiarlas; y algunas empresas de la industria ya usan maniquís más inclusivos en sus pruebas de seguridad, todavía no se usan en las pruebas reglamentarias ni de la Unión Europea ni de Estados Unidos.

Si se realizan cambios para incluir un maniquí de prueba de choque que represente a la mujer promedio, existe la expectativa de que algún día las mujeres puedan estar más seguras detrás del volante. “Mi esperanza para el futuro es que la seguridad de los vehículos se evalúe para ambas partes de la población”, concluyó Linder.

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