El 21 de octubre de 1988, Cachy, el perro de la familia Montoya, cayó desde una altura considerable. Lamentablemente, al impactar contra la cabeza de una vecina que se encontraba en la acera, esta falleció instantáneamente. Además, se registraron dos muertes adicionales en el incidente.
En una típica mañana de octubre de 1988 en Caballito, la vida transcurría con sus rutinas habituales en la intersección de la avenida Rivadavia y la calle Morelos. Sin embargo, ese día sería marcado por un evento trágico y extraordinario. Un perro, juguetón caniche llamado Cachy, accidentalmente cayó desde el balcón del decimotercer piso, desencadenando una serie de eventos fatídicos que cobrarían la vida de tres personas completamente ajenas entre sí.
Según los informes de la época, mientras la señora Marta Espina caminaba con su bolsa de compras frente a una tienda de alfombras, Cachy cayó repentinamente del cielo, impactando fatalmente sobre ella y causándole la muerte instantánea. El perro también perdió la vida en el trágico incidente.
Pero la tragedia no terminaría ahí. Edith Solá, atraída por la conmoción o quizás intentando prestar ayuda, cruzó apresuradamente la avenida Rivadavia solo para ser atropellada por un autobús que pasaba, convirtiéndose en la segunda víctima mortal del incidente.
El suceso, que capturó la atención de los medios de la época y de la comunidad, no terminó sin más. Un tercer individuo, cuya identidad no fue detallada en los registros, sufrió un fatal ataque al corazón al presenciar los eventos desde la acera, falleciendo mientras era trasladado al hospital en una ambulancia.
Este incidente sin precedentes, con la caída del perro resultando en la muerte de tres transeúntes inocentes, fue noticia destacada en los periódicos de aquel entonces. A partir de ese momento, nunca se volvió a repetir un evento tan trágico y excepcional en Buenos Aires.
Fuente: (LN)