El corralito decretado por el Gobierno el 1 de diciembre marcó el inicio del mes más dramático para la Argentina. Veinte días después de aquel cepo, Fernando de la Rúa renunció a la presidencia y abandonó la Casa Rosada en helicóptero. Cuatro presidentes lo sucedieron en pocos días. En las calles la gente pidió una depuración política que nunca se concretó.
De la redacción de EL NORTE
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Este lunes 20 de diciembre se cumplen 20 años de la crisis de 2001 desatada tras la decisión del gobierno de Fernando de la Rúa de imponer el denominado «corralito» a los depósitos bancarios. Las protestas, que iniciaron el 19 con un cacerolazo, fueron violentamente reprimidas con un saldo de 39 personas muertas durante los enfrentamientos y la renuncia del mandatario que había llegado al poder en 1999.
Hacía tres años, el país venía sumergido en una prolongada recesión, con una pobreza que había aumentado más del 12% y un desempleo récord, con tres de cada 10 trabajadores sin trabajo.
La crisis económica generada por la Ley de Convertibilidad aprobada por Carlos Menem había disparado el endeudamiento y la economía estaba estancada por una moneda cara y poco competitiva. El 97% de la deuda externa era en dólares.
Con las reservas del BCRA en caída y una corrida bancaria en ciernes, decretó la medida bautizada como el «corralito», que impuso restricciones a la extracción de depósitos bancarios. A los argentinos se les permitía sacar un máximo de 250 pesos o dólares en efectivo por semana de sus cuentas. También se prohibieron las transferencias de dinero al exterior.
El quiebre o cierre de numerosas empresas llevó la tasa de desempleo de 6,9%, en 1991, al 35% hacia 1995. Esto llevó a que la deuda pública de Argentina ascendiera a unos u$s 150.000 millones o, lo que es lo mismo, representaba un 54% del Producto Bruto Interno (PBI) del país en esa época.
Otros factores jugaban en contra de la situación del país: la caída de los precios de las materias primas, los efectos de la crisis mexicana y asiática, la devaluación del real brasileño, la poca disposición de capitales extranjeros a invertir en mercados emergentes y un dólar muy fuerte cuando todas las obligaciones argentinas eran en esa moneda.
El megacanje fue otro desencadenante de la crisis más importante de la historia. Se trataba de la postergación del vencimiento de parte de la deuda y el cambio de parte de ella por títulos más rentables y a un plazo menor.
De la Rúa presentó la operación como un éxito. Luego se supo que la operación, en realidad, incrementó el monto total de la deuda pública en un 30%.
La renuncia de “Chacho”
Para muchos la crisis de 2001 comenzó el 6 de octubre del año 2000, cuando Carlos “Chacho” Álvarez presentó su renuncia a la vicepresidencia de la Nación, en lo que fue el comienzo de la debacle del gobierno de Fernando de la Rúa.
La novela había arrancado con las denuncias sobre un soborno a senadores del PJ para aprobar la reforma laboral. Álvarez pidió una investigación a fondo y cargó contra varios hombres de confianza de De la Rúa.
Acorralado por las protestas, el presidente De la Rúa habló por televisión en cadena nacional la noche del 19 de diciembre para anunciar que había impuesto por decreto el estado de sitio.
Inmediatamente después de terminado el anuncio del estado de sitio, millones de personas en todo el país empezaron a hacer sonar cacerolas dando inicio a lo que se conoció como «el Cacerolazo», que incluyó una consigna que caracterizaría al movimiento: “Que se vayan todos”.
Las protestas continuaron durante la madrugada del 20 de diciembre. Cavallo debió dejar su cargo, y en la Plaza de Mayo se desató una feroz represión que dejó un saldo de 39 muertos. Al final del día 20, el Presidente presentaba su renuncia.
Cuatro sucesores
Tras la salida de De la Rúa en helicóptero, como presidente provisional del Senado, Ramón Puerta (PJ) asumió como jefe de Estado, por línea sucesoria. Su fugaz presidencia duró hasta el 22 de diciembre.
Puerta convocó a la Asamblea Legislativa para elegir quién debería desempeñar la presidencia hasta que un nuevo jefe de Estado fuera electo. Se eligió a Adolfo Rodríguez Saa (PJ) -hasta entonces gobernador de San Luis-, con 169 votos a favor y 138 en contra. Prestó juramento hasta el 5 de abril de 2002 y se llamó a elecciones anticipadas para el 3 de marzo.
Durante su discurso inaugural, anunció el default con el cese de pagos de la deuda externa.
El 28 de diciembre de 2001 se produjo otra masiva revuelta popular. Al día siguiente el Gabinete puso a disposición la renuncia. Rodríguez Saa se fue a San Luis, desde donde anunció que dejaba la presidencia.
Minutos después, Puerta dimitió como presidente provisional del Senado y la jefatura del Estado recayó en el segundo en la línea de mando: el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Óscar Camaño (PJ), quien asumió de hecho por abandono el 30 de diciembre y por derecho el 31 de ese mes.
Camaño convocó la Asamblea Legislativa en forma urgente, para el 1 de enero. Ese día se acordó el nombramiento de Eduardo Duhalde, con 262 votos a favor, 21 en contra y 18 abstenciones. Se hizo cargo de un mandato que perduró hasta mayo de 2003, cuando Néstor Kirchner asumió como jefe de Estado.