El consumo creció un 5,5% interanual en enero pero todavía sigue por debajo de los niveles anteriores a la pandemia, de acuerdo con un informe de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC).
Según el Indicador de Consumo (IC) que mide esa entidad empresaria y refleja la evolución del consumo de los hogares en bienes y servicios finales, la mejora del mes pasado se dio en un contexto de una baja base de comparación en 2022 heredada de la pandemia, lo que explica parte de la tasa de crecimiento observada en enero.
En este sentido, el nivel de consumo de los hogares en enero de 2023 no logró empatar el valor de 2019, punto de comparación previo a la disrupción ocasionada por el coronavirus, ubicándose un 0,3% por debajo.
Otro de los factores que explica la magra performance relativa del índice en enero se vincula con la capacidad de compra de los hogares que mostró en el arranque del año una contracción mensual de más de 6% y una baja de 1,6% en la comparación interanual, detalló la CAC.
Y añadió que el poder adquisitivo de los hogares “comenzó a sufrir a medida que los desequilibrios macroeconómicos fueron acumulándose y la inflación fue tomando mayor aceleración”.
“Ello estableció un punto de quiebre que dividió al año en dos semestres opuestos: un primero de expansión económica, crecimiento de ingresos y consumo; y un segundo caracterizado por contracción de la actividad, el poder de compra y el gasto de los hogares acentuada por el recorte de subsidios a las tarifas de los servicios públicos”, evaluó la entidad.
El informe indicó además que la dinámica negativa del ingreso se sostuvo en el arranque de 2023, “año para el que se espera una nueva caída del poder de compra de los hogares como consecuencia de la falta de dinamismo económico, una inflación que se sostendría en niveles elevados y un proceso de recomposición tarifaria que aún se encuentra en marcha”.
En ese sentido, las relaciones de intensidad parecerían, sin embargo, haber cambiado a partir de la pandemia, momento en que el consumo comienza a presentar movimientos más fuertes que los ingresos (aunque siempre en el mismo sentido), algo diferente a lo sucedido en 2018 y 2019 cuando las variaciones del consumo tenían una magnitud mucho más alineada con la del poder de compra de los hogares, de acuerdo con el trabajo.
La CAC explicó que ese comportamiento se debe a que a partir de 2020, una parte de los movimientos del consumo se vincula con los vaivenes sufridos por los ingresos (demanda) pero hay otra que resulta de una menor oferta.
Eso refleja que durante 2020 y 2021 hubo ciertos consumos, fundamentalmente de servicios, que no fueron llevados a cabo por problemas de oferta, como culturales y restaurantes restringidos o con aforo, educación virtual con todo lo que ello implica, problemas logísticos o falta de insumo en algunos sectores.