Massa empezó a gestar su presidencia desde las elecciones del 2021 cuando impulsó la candidatura de Javier Milei con el único fin de destruir a Juntos por el Cambio. Jugada que en vistas de hoy, le salió perfecta.
Lucas Catalín Malín
Opinión
Ni el yate de Insaurralde, ni Chocolate, ni el dólar, ni la inflación, ni el plan platita. Nada impidió que para las Generales Massa sume más de tres millones de votos nuevos, gane las elecciones presidenciales y de el primer paso para ser el próximo presidente en una segunda vuelta que será muy ajustada. El peronismo una vez más demostró de lo que está hecho, cerró sus líneas, bancaron la boleta y desde los bastiones históricos del partido a nivel nacional y desde el conurbano bonaerense se ganó la elección. El peronismo tuvo su peor mejor elección. En términos electorales se encuentra muy lejos de lo que alguna vez supo ser (e incluso de los resultados el 2019), pero al día de hoy le alcanzó para ser el más votado frente a las propuestas de cambio. El candidato tigrense logró que todos se encolumnen detrás de él, desde el PJ conservador hasta los movimientos sociales, pasando por los sindicatos, La Cámpora y los gobernadores, nadie quedó afuera. Marginando a un Alberto totalmente sin poder y una Cristina ajena a todo lo que ocurre en su propio gobierno, Massa fue su propio jefe y desde que asumió como Ministro el objetivo ya estaba claro, iba a ir por todo.
Massa aisló de la performance económica del gobierno (de su gobierno) y pudo en cierta medida evitar ese castigo por parte del votante. La campaña estuvo bien alineada, logró que su tropa entienda que el gobierno del presidente Alberto Fernández es el culpable de todo y él fue la víctima que puso su cuerpo y alma cuando muchos se escondían y cargaban el prode de la renuncia del gobierno nacional. También supo entender quién era su rival en la elección y este fue (y será) Javier Milei. En el equipo massista giraron la estrategia sobre la hora, no especularon ni hablaron política sino que se concentraron en contraatacar el accionar del candidato liberal. Entendieron que este incitaba al odio y aplicaron a la perfección una receta que ya ha tenido buenos resultados en el pasado. Al sentimiento negativo de odio le respondieron con un sentimiento negativo más fuerte, el horror y temor al abismo al que íbamos a ir como sociedad si se votaba a Milei. Esto aglutinado a la fuerte política de aumento del gasto público con fines electorales llevó al resultado que vemos hoy. Su objetivo no es solo ganar la elección y ser presidente, también busca consagrase definitivamente como el jefe del espacio.
De ocurrir esto último, no la tendrá fácil ya que el Gobernador reelecto Axel Kicillof y Wado de Pedro son líderes que juran defender la doctrina kirchnerista, alimentada hoy en día con el avance camporista en el conurbano bonaerense con las figuras de Mayra Mendoza, Julián Álvarez y Damián Selci trayendo a primera plana la militancia universitaria y el apego de los propios defendiendo y militando a un compañero que hoy se consagró.
En la Libertad Avanza todavía hacen cálculos, no logran entender como no pudieron consolidar el viento de cola que tuvieron luego de las elecciones PASO en donde muchos analistas ya hasta los daban ganadores en primera vuelta. Un gran éxito fue lograr mantenerse y aumentar poco menos de un millón de votos para consolidarse en el segundo lugar en vistas del balotaje. De igual manera, se deberá repensar mucho la estrategia del espacio, los dos meses entre elección y elección dejaron al desnudo la falta de estructura y de disciplina, muchos voceros sin una línea discursiva clara generaron dolores de cabeza y espantaron más de lo que sumaron.
Hoy se encuentra en una gran encrucijada frente a la segunda vuelta, ir a buscar adeptos en aquellos espacios que se encargó de despotricar uno por uno durante toda la campaña, desde radicalismo hasta la izquierda, pasando por el peronismo federal y el pro porteño. Ya desde el escenario del domingo se vieron las primeras señales, el candidato liberal ya no habló de “casta” en su discurso y entiende muy bien que al final del día la necesita para llegar a su objetivo y tiene que reconstruir los puentes que el mismo destruyó.
Dentro de JxC, todavía digieren la fuerte derrota y la inesperada ausencia en la segunda vuelta nacional. No se pudo ni siquiera repetir el resultado que como fuerza se obtuvo en las PASO ya que se erosionó casi medio millón de votos. El resultado no es más que una consecución de errores y desencuentros entre los principales líderes del espacio. Se deberá hacer una fuerte autocrítica de la implosión generada en el espacio que pasó de estar convencido a ganar el gobierno luego de los resultados legislativos del año 2021 a quedar fuera de juego en primera ronda en el año 2023. Ya sin participación, Juntos por el Cambio deberá definir qué postura tomará en vistas de noviembre y hay algo está claro: en esta no están juntos. Carrió ya se manifestó públicamente mediante un comunicado de la CC que no van a acompañar a ningún candidato y en el radicalismo se debate a estar horas si apoyarán públicamente la candidatura de Massa o llaman a su tropa de votantes a votar en blanco. Ni por asomo se baraja en la UCR la posibilidad de acompañar al candidato liberal. Por el lado del PRO, Patricia Bullrich dio cierto respaldo a la candidatura de Milei en su discurso del domingo y desde el sector larretista indican que se le dará libertad de acción a sus referentes. Ahora bien, el mismísimo Diego Valenzuela, Intendente reelecto de Tres de Febrero, manifestó que la libertad de acción no indica neutralidad en el proceso electoral y que a título personal cada miembro del espacio será responsable de la decisión que tome.
Ahora bien, entre los aliados de JxC el enojo es total con el líder del PRO, Mauricio Macri, porque le reprochan el diseño de la estrategia electoral, su participación ambigua y el deterioro que sufrió la coalición ya desde la campaña de las PASO. A esto se le suma que especulan con su apoyo a la candidatura de Javier Milei. De igual manera acá hay algo de los aliados que no se entiende y es que se lo critica a Macri cuando está presente y también se lo critica cuando está ausente. ¿En qué quedamos?
Juntos por el Cambio no supo reinventarse, no supo (o no quiso) entender que era el espacio más frágil frente a un nuevo cambio (Milei le arrebató la bandera), no supo estar cerca de los jóvenes, no supo defender a la clase media a la hora de hablar de economía porque jamás hizo autocrítica y no supo leer que se quedó sin adversario ya que el kirchnerismo no estaba en el frente de batalla. El resquebrajamiento ya se vio en el escenario luego de la derrota, grandes referentes se ausentaron, otros se bajaron ni bien comenzaron las palabras de Patricia y algunos se mostraron visiblemente afectados por el resultado. Muy poco se pudo celebrar la victoria en la Ciudad de Buenos Aires frente a la desazón nacional y al fracaso bonaerense donde Grindetti perdió hasta su distrito, Lanús, a mano de Julián Álvarez.
Mientras el radicalismo ganó gobernaciones, el PRO retrocede y vuelve a ser una fuerza local de la Ciudad de Buenos Aires con una excelente elección a Jefe de Gobierno de Jorge Macri, todo indica que será el próximo en ocupar las oficinas de Parque Patricios. A esto se le suman escasos aglomerados de la provincia de Buenos Aires donde pudieron resistir a la ola massista: Vicente López, San Isidro, Tres de Febrero, San Miguel, Campana, Mar del Plata, San Nicolás y posiblemente La Plata, esta última está en escrutinio definitivo. Estos Intendentes se suman al carro del gran ganador en el espacio que fue Jorge Macri y que enfrentará el desafío de refundar un partido que, por un lado, tiene que defender 16 años de gestión local y, por otro lado, volver a tener una proyección nacional en vistas de recuperar el territorio que alguna vez supo tener. Veremos si esto avanza de la mano de los prometedores cuadros políticos jóvenes del espacio, pero está claro que se pondrá a prueba la capacidad de superar el dolor y de avanzar en esa reconstrucción.
En noviembre se define entre lo conocido con tintes de renovación y lo desconocido que promete reconstruir la Argentina desde cero. Todo es promesa y amontonen a los políticos que amontonen en sus espacios tanto Massa como Milei deberán comprender que las sumas no son lineales porque los votos no son de los partidos, son de la gente.