Se trata de una expresión publicitada por la psiquiatra estadounidense Miriam Grossman en un libro. Sigue las ideas del psicólogo canadiense Jordan Peterson, quien desde hace décadas “es un referente de organizaciones mundiales y personalidades que combaten los avances legislativos y sociales de las mujeres y personas de la diversidad sexual diciendo que se trata de ‘ideología de género’ y no de derechos humanos”.
De la Redacción de EL NORTE
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Desde 2018 circula en los medios de comunicación de todo el mundo un término que alimenta el miedo entre padres y madres de adolescentes: “Disforia de género de inicio rápido”. La agencia Presentes elaboró un informe en el que aborda la problemática. “La disforia de género de inicio rápido” o “repentino” es una expresión publicitada por la psiquiatra estadounidense Miriam Grossman en su libro ‘Perdidos en la Nación Trans (Lost in TransNation). Guía de una psiquiatra infantil para salir de la locura’. Según dice la autora, se interesó en la temática trans al ver que en los planes de estudio escolares de Estados Unidos se educaba con “ideología de género” y se alentaba el “transgenerismo” (sic). Para ella, la educación sexual, las redes sociales y la cultura pop (sobre todo el manga y el animé) adoctrinan a niños, niñas y adolescentes e impulsan a confusión por su identidad de género de manera repentina, como si fuera un “brote”. Para su libro se basó en un artículo que creó el término “Disforia de género de inicio rápido”, a partir de una encuesta online a padres y madres en Estados Unidos.
La “disforia de género” es una terminología que usó la medicina durante cuatro décadas para explicar la existencia de las personas trans. Esto hizo que se patologizara esas identidades y a las personas trans se las considerara como enfermas psiquiátricas. Desde 2018, la Organización Mundial de la Salud quitó esta patología de su Manual de Enfermedades Psiquiátricas y ahora se suele hablar de disforia de género (así lo hace la Asociación de Psiquiatría de EE.UU., APA) para nombrar el malestar emocional de las personas cuando su identidad de género no se corresponde con su género asignado al nacer y aún no han transicionado.
SIN PRUEBA
Hasta ahora no se conoce literatura científica que haya involucrado a niños, niñas o adolescentes para investigar sobre la supuesta “disforia de género de inicio rápido”. Los estudios que suelen citar los libros y portavoces de esta teoría son investigaciones que se hicieron solamente con los testimonios y opiniones de padres y madres de personas trans.
The Journal of Pediatrics publicó una investigación donde se buscó información de primera mano de adolescentes trans. Para esto se cruzaron datos de 173 historias clínicas de adolescentes menores de 16 años que asistieron a centros de salud especializados. El informe concluye que no hay información, según los testimonios de les adolescentes trans, que permita sostener que el entorno social o problemas de salud mental puedan influir sobre la identidad de género.
«Esta investigación es la primera en mostrar que el conocimiento más reciente sobre el género no se asoció con tener amigos online, amigos trans o problemas de salud mental», dijo la Dra. Margaret Lawson, coinvestigadora principal y profesora de Pediatría en la Universidad de Ottawa. «Estos resultados son extremadamente importantes porque disipan una teoría que había circulado sin prueba».
“HABLAN SIN EVIDENCIA Y CREAN NARRATIVAS FALSAS”
Adrián Helien es médico, jefe de salud transgénero en el Hospital Durand. Está al frente del equipo pionero en Argentina en atender a familias con hijos e hijas trans. “En el país existen sí derechos para las niñeces y adolescencias trans. Estos grupos patologizan las identidades trans, llaman la atención de manera catastrófica y negativa acerca de lo que son los acompañamientos en infancia y adolescencias, pero no hay voces trans. Hay gente que se opone a derechos trans”, explicó.
En 2005 se creó el Servicio de Atención a salud trans en el Hospital Durand. “La evidencia dice que las transiciones pueden darse en diferentes etapas de la vida, no hay reglas. Pueden suceder en la infancia, pubertad, adolescencia o edades posteriores”. Se refiere a uno de los argumentos de estos grupos que recogen una narrativa que sostiene que para ellos la “verdadera” transición debería aparecer antes. “Esta postura patologiza a las identidades trans y pretende marcar la cancha con un discurso vacío. Hablan sin evidencia creando narrativas falsas”.
“ATENTAN CONTRA DERECHOS DE SUS PROPIOS HIJXS”
Grossman cita y sigue las ideas del psicólogo canadiense Jordan Peterson –él prologa su libro–, quien afirma que el género no existe y que la identidad de género por lo tanto es una ficción. Al decir esto, vuelve a las ideas descartadas sobre las identidades trans como una patología psiquiátrica de personas que creen ser algo que no son.
Peterson es desde hace décadas un referente de organizaciones mundiales y personalidades locales que combaten los avances legislativos y sociales de las mujeres y personas de la diversidad sexual diciendo que se trata de “ideología de género” y no de derechos humanos. También en los medios de comunicación hay portavoces de esta ideología, que se opone a las legislaciones locales y estándares de derechos humanos a nivel internacional. Además de organizaciones laicas y religiosas.
La activista argentina Gabriela Mansilla, fundadora de la Asociación Infancias Libres y mamá de Luana, la primera niña trans en tener su cambio de DNI, dijo a la agencia Presentes que estas son reacciones conservadoras frente a los avances legislativos de varios países para las personas trans. “Esta gente debería ser denunciada. Porque no solo atenta contra los derechos de sus propios hijos e hijas e hijes, sino que atenta contra los derechos del resto de las adolescencias y niñeces trans travestis. Esto que muestran los medios de comunicación lo toman las personas, obviamente no solo adultocéntricas sino antiderechos, porque esto es un movimiento antiderechos, no hay que negarlo. Y con historias anónimas. Es instalar un discurso, instalar la duda, instalar el odio. Esto fomenta el odio”.
La Ley de Identidad de Género de Argentina recoge, entre tantos aportes del activismo de la diversidad sexual, los Principios de Yogyakarta y no patologiza a las identidades trans. Además, en el país existe legislación que acompaña la protección y el trato respetuoso de las infancias y adolescencias trans, como la Ley de Derechos del Niño, el artículo 26 del Código Civil, la Convención sobre los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes, la Ley de Protección Integral de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (2005), la Ley de Educación Sexual Integral (2006), entre otras.