Esta conmemoración internacional, inspirada en palabras de Juan Domingo Perón, nos invita a reflexionar en el cuidado que los seres humanos debemos darle al ambiente.
Esta fecha -que se celebra desde 1972- tiene como principal objetivo anticipar los riesgos y prevenir los daños al ambiente, proteger aquellos espacios naturales con vegetación, fauna, paisaje o geomorfología, y disponer estrategias que permitan que el desarrollo humano sea compatible con la protección del entorno.
El origen del Día Mundial de la Protección a la Naturaleza se remonta a las palabras pronunciadas por el expresidente Juan Domingo Perón, mientras se encontraba exiliado en Madrid, y que fueron enviadas a Kurt Waldheim, quien fuera secretario general de las Naciones Unidas.
En este mensaje, Perón advertía sobre el daño al ambiente y alentaba un cambio de dirección que revirtiera esta situación:
«Ha llegado la hora en que todos los pueblos y gobiernos del mundo cobren conciencia de la marcha suicida que la humanidad ha emprendido a través de la contaminación del medio ambiente y la biosfera, la dilapidación de los recursos naturales, el crecimiento sin freno de la población y la sobreestimación de la tecnología. Es necesario revertir de inmediato la dirección de esa marcha, a través de una acción mancomunada internacional».
Inspirado en este discurso, Waldheim impulsó que se definiera el 18 de octubre como un día para concientizar a la población, educar, prevenir y erradicar actos que perjudiquen al ambiente.
La importancia de la protección de la naturaleza
En nuestro país, la reforma de la Constitución Nacional de 1994 consagra el derecho de los habitantes a un ambiente sano, pero también establece el deber de preservarlo para las generaciones futuras.
En este sentido, la “huella ecológica” es una herramienta que ayuda a analizar la demanda de naturaleza por parte de la humanidad. En momentos en que la huella ecológica supera la capacidad del planeta para regenerar lo que se consume, la protección de la naturaleza y la adopción de buenas prácticas ambientales -por parte de todos los actores sociales- resultan estrategias de prioridad indiscutible para alcanzar la sostenibilidad ambiental.
La mejor manera de ayudar con este propósito es cumpliendo los siguientes objetivos:
. Utilizar fuentes energéticas renovables.
. Reciclar y reutilizar el plástico y todo aquel material de desecho con el cual se puedan crear nuevos productos.
. Hacerle mantenimiento regular al automóvil o cambiarlo por uno que use biocombustibles o energía eléctrica solar.
. Construir urbanismos de techos verdes.
. Generar composta orgánica en nuestros hogares para reducir la basura en las ciudades.
. Llevar bolsas de compras ecológicas.
. Reducir nuestra huella de carbono.
Estas son solo algunas sugerencias, pero existe muchas otras acciones que puedes realizar para mantener limpio y sano nuestro planeta.