La fecha conmemora un 6 de agosto de 1883 cuando se inauguraron las clases del Instituto Superior de Agronomía y Veterinaria en el predio de Santa Catalina en la localidad de Llavallol, provincia de Buenos Aires.
Desde la antigüedad, se sabe que el origen de la veterinaria tiene muchos siglos. Se cree que sus albores comienzan desde un pasado remoto cuando los seres humanos tuvieron que convivir con distintas especies del reino animal.
Los primeros vestigios que se conocen sobre esta noble profesión son unas tablillas cuneiformes de aproximadamente 2600 a. C. Sin embargo, tendrían que pasar muchos años para que esta medicina fuese valorada y aceptada.
En Egipto y la India también hubo información tanto en los papiros como en la literatura respecto a medicina veterinaria. Es a partir del 1760 a. C con el llamado “Código de Hamurabi” cuando la veterinaria se desarrolla y evoluciona hasta nuestros días.
Existe un tratado llamado “Anatomía del Caballo” escrito por el italiano Carlo Ruini en el año 1598, donde se describe de forma detallada todo lo referente a esta especie.
Desde 1983, cada 6 de agosto se celebra el Día del Veterinario en la Argentina, en conmemoración de la primera clase que se dio en esa carrera universitaria.
La celebración se remonta al 6 de agosto de 1883, cuando comenzaron a impartirse las clases en el Instituto Superior de Agronomía y Veterinaria, ubicado en la localidad de Llavallol, provincia de Buenos Aires, dentro del predio de Santa Catalina.
Con el transcurso de los años, el Instituto se mudaría a la ciudad de La Plata y se transformaría en lo que es la actual Facultad de Agronomía y Veterinaria de la Universidad Nacional de esa ciudad.
Desde 1883, cada 6 de agosto se aprovecha para homenajear a los veterinarios. Sin embargo, el reconocimiento oficial recién llegaría un siglo después, en 1983, cuando el gobierno nacional impulsó mediante un decreto el Día del Veterinario en la Argentina.
En este sentido, es importante destacar que en la misma fecha se celebra el Día del Ingeniero Agrónomo, en homenaje a la profesión y como recuerdo al mismo hito educativo.
Las múltiples tareas de los veterinarios
La función primordial que cumplen los veterinarios es, probablemente, la más conocida por todos: cuidar y resguardar la vida de todos los animales del planeta, ya sean los que están domesticados, o bien, los que viven en modo salvaje.
No obstante, esta profesión también se manifiesta a través de distintas tareas que a veces son tan complejas como necesarias. Una de ellas, por ejemplo, consiste en la prevención de enfermedades que se transmiten entre los animales y que pueden contagiar a las personas.
Por otra parte, tal como sucede con la práctica de la medicina humana, todo el tiempo se presentan nuevos conocimientos y para esto es necesario llevar adelante trabajos de investigación científica.
En línea con esto, la actividad de los profesionales veterinarios también forma parte de la inspección sanitaria en lo que es la producción de alimentos con animales involucrados.
En definitiva, es una profesión que exige disponer de una vocación muy marcada y que resulta relevante en una gran cantidad de ámbitos, por lo que es más que merecido su homenaje en esta jornada de carácter nacional. Para los profesionales del resto de los países, existe el Día Mundial del Veterinario, que se celebra el último sábado de abril.