En apenas 20 minutos, una violenta tormenta con características de cola de tornado azotó la localidad de Ordóñez, Córdoba. Voladuras de techos, caída de árboles y postes de luz, y evacuaciones escolares marcaron una jornada de caos y destrucción.
La tarde del 27 de noviembre de 2024 quedará grabada en la memoria de los vecinos de Ordóñez, un pequeño pueblo del sur cordobés, luego de que una feroz tormenta arrasara con gran parte de su infraestructura. Según los reportes preliminares, las ráfagas de viento, que superaron los 100 km/h, transformaron el paisaje en cuestión de minutos.
El intendente Pablo Ladrón de Guevara relató que “en tan solo 20 minutos, el temporal dejó un panorama desolador”. Galpones industriales, viviendas y árboles fueron víctimas de las intensas ráfagas. Mientras que las escuelas locales debieron ser evacuadas para garantizar la seguridad de estudiantes y docentes.
Daños materiales y cortes de servicios
Entre los daños más graves, se reportaron la voladura de techos de al menos diez viviendas, la destrucción de cuatro tinglados y la caída de postes del tendido eléctrico, lo que dejó a toda la localidad sin suministro por varias horas. Los bomberos voluntarios trabajaron intensamente para remover árboles y estructuras caídas, mientras cuadrillas de la empresa de energía intentaban restablecer el servicio.
Las autoridades locales confirmaron que más de 50 personas debieron ser asistidas debido a daños en sus viviendas, aunque afortunadamente no se registraron heridos de gravedad.
Evacuaciones preventivas
El sistema de emergencia municipal coordinó la evacuación de alumnos de escuelas primarias y secundarias como medida preventiva. “Fue un operativo complejo, pero necesario para garantizar la seguridad de los más pequeños”, explicó Ladrón de Guevara.
Fenómenos extremos en aumento
Este fenómeno recuerda al ocurrido en San Nicolás, Buenos Aires, en marzo pasado, donde otra cola de tornado dejó a su paso destrozos en viviendas y estructuras durante la feria Expoagro. Expertos meteorológicos destacan que la frecuencia de estos eventos extremos podría estar relacionada con el cambio climático y los patrones de circulación atmosférica alterados.