Mientras que la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner está en Honduras; en Buenos Aires ninguno de sus referentes de confianza se manifestó en favor del acuerdo con el FMI. Mientras tanto, en el entorno de Alberto Fernández se cree que se empieza con el despegue de la economía y el gobierno.
La familia Kirchner siempre se caracterizó por estar lejos de las tragedias que pusieron en vilo al país y provocaron rupturas estructurales en los gobiernos que los sufrieron. Pasó en 2004 con la tragedia de Cromagnon y, en 2018, cuando un tren chocó y provocó la masacre de Once.
En esta ocasión, como hace cuando algo no le gusta o lo considera una tragedia económica, Cristina Fernández de Kirchner eligió estar en Honduras, a miles de kilómetros del país que ella cogobierna. Nada es casual. Hasta ayer, sus allegados, todos vinculados con el Instituto Patria, explicaban la inconveniencia de acordar con el FMI y su “plan de ajuste”.
Las diferencias son tan profundas en la dupla que conduce el Frente de Todos que provocaron las dilaciones y falta de horizonte en estas y otras decisiones centrales para el país. Hoy puede calificarse como un “día de fiesta” para el sector “occidental” del gobierno o el nonato albertismo. Matías Kulfas lo puso en palabras ayer y hoy, un aliado que quiere adoptar como una “tercera posición” dentro de la alianza gobernante como Sergio Massa, fue el primero en aplaudir el acuerdo con el FMI.
Massa fue el primero que viajó a Washington cuando él mismo desconfiaba, como lo sigue haciendo, de las cualidades del ministro de Economía, Martín Guzmán. Un mes después, el jefe de Gabinete, Juan Manzur, se fue solo hasta la capital de los Estados Unidos de América para ratificar la posición oficial del gobierno en favor de un entendimiento con la entidad crediticia.
La semana pasada, mientras Santiago Cafiero dialogaba con las máximas autoridades políticas del gobierno de Joe Biden, la vicepresidenta se manifestó con una nueva carta. Aparecía como reclamando un lugar en la discusión que no tenía, o al menos, no estaba dándose como ella pretendía.
Cafiero, Massa, Manzur y los ministros alineados con Fernández están a favor de un diálogo con los organismos internacionales liso y llano, más allá de la herencia que dejó Mauricio Macri. Cristina Fernández de Kirchner, desde Honduras, casi puso en el mismo nivel a los organismos internacionales, las entidades financieras y el narcotráfico.