Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según san Marcos (Mc 9,38-43).
«Juan dijo a Jesús: “Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu Nombre, y tratamos de impedírselo porque no es de los nuestros”. Pero Jesús les dijo: “No se lo impidan, porque nadie puede hacer un milagro en mi Nombre y luego hablar mal de mí. Y el que no está contra nosotros, está con nosotros. Les aseguro que no quedará sin recompensa el que les dé de beber un vaso de agua por el hecho de que ustedes pertenecen a Cristo. Si alguien llegara a escandalizar a uno de estos pequeños que tienen fe, sería preferible para él que le ataran al cuello una piedra de moler y lo arrojaran al mar. Si tu mano es para ti ocasión de pecado, córtala, porque más te vale entrar en la Vida manco, que ir con tus dos manos al infierno, al fuego inextinguible. Y si tu pie es para ti ocasión de pecado, córtalo, porque más te vale entrar con un solo ojo en el Reino de Dios que ser arrojado con tus dos ojos al infierno, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga”». Palabra del Señor.
Por monseñor Hugo Norberto Santiago
Obispo de la Diócesis de San Nicolás
Aunque lisiados..
“Si tu mano es para ti ocasión de pecado, córtala, porque más te vale entrar en la Vida manco, que ir con tus dos manos al infierno, al fuego inextinguible”. La afirmación de Jesús es extrema y hasta parece exagerada. Nos dice que es mejor entrar a la vida del cielo sin un miembro del cuerpo que con el cuerpo entero al infierno.
Lo importante es llegar
En esta peregrinación que es la vida, la cual se parece a esas maratones abiertas, no importa que en la carrera tengamos que pasar por terrenos espinosos que nos lastiman o por terrenos cenagosos en los cuales parece que nos vamos a hundir, lo importante es llegar a la meta respetando las reglas para no arribar y enterarnos de que fuimos descalificados.
El papa Francisco afirma que para conocer la “hoja de ruta” de este “rally” o peregrinación que es la vida, no hace falta nada más que vivir las Bienaventuranzas (Mt 5, 3-12), “Felices los puros de corazón porque verán a Dios”; “Felices los que trabajan por la justicia porque de ellos es el Reino de los cielos” y el Evangelio que narra el juicio final (Mt. 25, 31-46), en el cual Jesús dice: “Vengan benditos de mi Padre, porque estuve enfermo, preso y me vinieron a visitar; desnudo y me vistieron; hambriento y me dieron de comer; inmigrante y me alojaron”.
Luego vienen las condenas: “Apártense de mí, malditos, porque fui forastero y no me acogieron, anduve desnudo y no me vistieron, estuve enfermo y no me visitaron”.
Esta vida es una oportunidad, una posibilidad de opción libre entre dos alternativas; terminada esta peregrinación, ya no hay posibilidades de opción y se cumple un aforismo que de hecho constatamos en estos textos del Evangelio: “Cosecharás tu siembra”. Y si por esas cosas de la vida sembramos lo bueno y no cosechamos proporcionalmente, parece que a Dios no se le pasa nada por alto, porque Jesús nos dice en el Evangelio de hoy: “Ni siquiera un vaso de agua que diste a un sediento quedará sin recompensa”. Que Dios te bendiga, en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Buen domingo.