Un nuevo año en el que se reconoce y conmemora aquella terrible y evitable muerte de mujeres en sus puestos de trabajo.
Por la Lic. Marcela Isarra
De aquellas y de siglos anteriores la vida de nosotras ha trascurrido y transcurre aún, en medio de la desigualdad. Desde la resistencia de los pueblos originarios contra la colonización y los pueblos africanos traídos por la trata y sus descendientes afroargentinas, hasta las obreras que en el siglo XIX construyeron nuestras primeras organizaciones,
decimos que este día es de lucha y reflexión, ya que no se puede plantear “celebrar” que la muerte es digna de tal mención. O tal vez, sea el momento de plantearse si con tal festejo no se perpetúa aún más la estructuralidad del patriarcado: la mujer como objeto del mercado, de deseo y de posición.
Sí rendimos homenaje a todas aquellas que transformaron, hasta con su propia vida, la nuestra. Las activistas travesti/trans que abrieron caminos, dejaron un legado de lucha irrenunciable y dieron los pasos necesarios para la derogación de los edictos policiales, la conquista de Ley de Identidad de Género y la Ley de cupo laboral travesti/trans: Mocha Celis, Nadia Echazú, Claudia Pía Baudracco, Maite Amaya, Lohana Berkins, Amancay Diana Sacayán, las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, la marea verde, la marea del fútbol femenino, entre otras. Recordamos el día de ayer, 7 de marzo, en el Día de la Visibilidad Lésbica, a Pepa Gaitán, asesinada por lesbiana, que ponen en el eje del debate aquellas cuestiones que a las claras son de “derechos”: al esparcimiento, al ocio, a estudiar, a trabajar, a amar libremente sin temor, a disfrutar en plenitud.
Por ello, acompañamos el trabajo de visibilización que llevan adelante las organizaciones sociales y feministas que día a día plantean cómo el machismo aún está impregnado en la sociedad y cuánto daño hace.
Fortalecer los espacios de diálogo entre el Estado y las organizaciones libres del pueblo es el camino a fin de promover acciones que tiendan a revertir algunos indicadores que alarman, nos preocupan y ocupan.
El feminismo en la historia de la humanidad es insurgente, audaz, transgresor y transversal. Sabemos con profunda convicción que este camino hacia la igualdad no tiene retroceso. Por ello, seguiremos trabajando en la construcción del proyecto nacional, popular, democrático y feminista.
Vivas, libres, desendeudadas nos queremos.