“Es más extraordinaria que la del año pasado. Responde a ciclos naturales, con una aceleración por parte del ser humano. Se puede invertir en estudios y dejar a la naturaleza lo más natural que se pueda alrededor de los ríos”, marcó el Guardaparque Alejandro Martínez Ponte. Ante el impacto en los peces dijo que se podría establecer “una veda total y subsidiar a pescadores hasta que esto se recupere un poco”. “Si no, el desastre se va a notar”, advirtió.
La bajante del río Paraná alcanza mínimos históricos. El Instituto Nacional del Agua (INA) de Argentina pronosticó que “persiste un panorama claramente desfavorable al 30 de septiembre, con cierta probabilidad de extenderse, al menos, a los cuatro meses siguientes”. El INA señaló que julio será “especialmente crítico” para las “tomas de agua para consumo urbano, para refrigeración de plantas de generación de energía y para procesos industriales”. También advirtió sobre problemas en “la navegación fluvial, la fauna de peces, la estabilidad de las costas” y la “exposición a incendios en orillas e islas”. EL NORTE consultó al guardaparque Alejandro Martínez Ponte sobre la situación del Parque Aguiar, los espacios similares a lo largo del río y el impacto de la bajante tan pronunciada y consecutiva por segundo año.
“La bajante que se está atravesando es más extraordinaria que la del año pasado. Se suma a esta rareza, justamente que van casi dos años de unos niveles de río inéditos, muy bajos. Y en toda la cuenca, desde donde nace hasta donde termina en el Río de la Plata. Es una falta de lluvias alarmante”, describió.
Reparar, restaurar
“Esto responde a ciclos naturales, con una aceleración por parte del ser humano que hace que estas cuestiones extraordinarias dejen de serlo y empiecen a ser más seguidas y más pronunciadas: tanto las inundaciones como las sequías. Es un problema general. Se puede invertir en estudios y dejar a la naturaleza lo más natural que se pueda alrededor de los ríos, para moderar los efectos de erosión hídrica, eólica, reparar en algunos lugares cuando se ha desmontado con tanta asiduidad y con tanto desprecio desde hace años, tratar de restaurar bosques nativos muy útiles para frenar estos impactos”, notó.
Con relación a la fauna que más se ve afectada, señaló que tiene que ver con los peces. “El sábalo, que es la base de la cadena trófica de donde se desprenden los grandes predadores del río –surubí, dorado y otros terrestres como los yacarés–, ve afectada sus migraciones donde hace la reproducción. Eso va a traer efectos. Se pierden camadas importantísimas de millones de pequeños peces. Esto sí se va a notar con los años. En este sentido sí se pueden emprender acciones que es una veda total de pescado de río. En este caso se podría subsidiar a pescadores hasta que esto se recupere un poco. Si no, el desastre se va a notar”, advirtió.
Adaptación y depredación
“Los demás animales se acomodan. Si el hombre usara la cabeza, no tendría por qué perjudicarse a carpinchos, coipos, porque ellos se adaptan. El curso principal del Paraná siempre tiene agua y van a buscar más en las orilla. El hombre aprovecha esto para cazar y es el principal depredador. La bajante favorece el traslado de grandes mamíferos en grandes distancias, aparecen ciervos en latitudes que habitualmente no están. No habría inconvenientes si no fuera por la desaprensión con la que gente a veces se relaciona con el medioambiente. Las aves no tienen mayor problema, se acomodan. Y la flora tiene grandes cambios, el sauce, los alisos encuentran muchísimo más espacio que de costumbre. Esta bajante al ser tan prolongada va a traer cambios en algunas entradas de riachos, en lagunas que cambiarán su fisonomía porque se les hacen montes adentro, en bancos del río que se hacen enormes con estas plantas”, explicó el especialista.
Martínez Ponte concluyó: “A grandes rasgos, estos son los cambios naturales de esta naturaleza maravillosa que tiene el río, que es tan cambiante, y este aprendizaje que nos falta hacer a los seres humanos de vincularnos más amablemente con esta maravilla antiquísima que es la Cuenca del Río Paraná”.