El ex ministro de Economía Domingo Cavallo advirtió que buscar la licuación de gastos y pasivos a través de una devaluación sin cambios estructurales en la economía argentina no servirá para enfrentar el proceso inflacionario que enfrenta el país.
“La reforma del Estado, las privatizaciones, la eliminación de impuestos distorsivos, la apertura de la economía y el anclaje nominal de las expectativas de inflación son indispensables para que se pueda derrotar definitivamente a la inflación en un período de dos años”, afirmó Cavallo en un documento publicado hoy en su blog personal.
Cavallo alertó que si “se confía en que la licuación de gastos y pasivos hará el trabajo sin que sean necesarios aquellos cambios organizativos de la economía, no habrá forma de anclar nominalmente las expectativas y la inflación seguirá azotando a la ya muy empobrecida economía argentina”.
El ex funcionario de Carlos Menem evaluó que “un ajuste fiscal como el que produjo ´superávits gemelos´ a partir de 2002, decidido por el actual Gobierno, desataría la hiperinflación”.
Cavallo advirtió que “si, porque no lo hace el Gobierno kirchnerista, el nuevo Gobierno decidiera hacerlo al inicio de su gestión con esa misma metodología, se verá frustrado su afán estabilizador”.
“Lo que se necesita es una reorganización de la economía y un ajuste fiscal como el que hicimos entre 1990 y 1991”, recalcó.
El ex jefe del Palacio de Hacienda se mostró contrario al ajuste que pregonan varios de sus colegas: “Prácticamente todos los economistas y dirigentes políticos no kirchneristas coinciden en que para estabilizar y volver a crecer se necesita producir un fuerte ajuste fiscal que permita dejar de aumentar el endeudamiento del Banco Central”.
“Yo sostengo que, si el ajuste fiscal no se hace como el que implementó el Gobierno de Menem entre 1989 y 1991 sino que trata de imitar al que se hizo entre 2002 y 2003, la economía va a entrar en hiperinflación y luego de ello no encontrará ningún régimen monetario capaz de derrotar a la inflación en un mandato presidencial”, retrucó.
Frente a ese escenario planteó el siguiente escenario: “La gran diferencia entre las dos estrategias alternativas para el ajuste fiscal radica en el herramental que se utiliza. Una alternativa es usar la reforma del estado, las privatizaciones y la apertura de la economía. Otra alternativa consiste en recurrir a una fuerte devaluación ´desdolarizadora´ que licue deudas, salarios y jubilaciones, brinde fuerte protección a la sustitución de importaciones y genere recursos fiscales a través de las retenciones agropecuarias, petroleras y mineras”.
Cavallo afirmó que “el ajuste fiscal del tipo del que condujo a los ´superávits gemelos´ de 2002 es incompatible con un plan de estabilización posterior porque supone una violación generalizada de contratos y de derechos de propiedad de quienes ahorraron e invirtieron productivamente en el pasado y deja mucho más desalineados que antes a los precios relativos, los que en la búsqueda de su realineamiento van a generar una puja distributiva muy desestabilizadora en una economía que seguirá con alta inflación y gran inercia inflacionaria”.
En consecuencia, expuso dos mecanismos de ajuste fiscal extremo:
1- La reforma del Estado con eliminación de los organismos, empresas y fuentes de gastos que no son esenciales y que sólo sirven para distribuir beneficios a funcionarios políticos y miembros de corporaciones que por largo tiempo lograron obtener prebendas y privilegios;
2 – Una fuerte devaluación con su consecuente salto inflacionario y default de la deuda externa e interna para licuar gastos y pasivos.
Ante estas alternativas Cavallo sostuvo que la primera de ellas es la adecuada para el actual estado de la economía argentina.