18.4 C
San Nicolás de los Arroyos
jueves, octubre 17, 2024
Edición Diaria
Edición N°

Causa por abuso sexual contra el ginecólogo Diego Javier Clementi

Un informe internacional identifica seis modalidades: no tener en cuenta el malestar de la paciente; comentarios que transmiten juicios sobre sexualidad, vestimenta, peso, deseo o no de tener un hijo; insultos sexistas; actos (intervención médica, prescripción) realizados sin obtener el consentimiento o sin respetar la elección o palabra de la consultante; actos o rechazo de un acto no médicamente justificado, y violencia y acoso sexual.

Las denuncias de 16 mujeres por abuso sexual contra el ginecólogo Diego Javier Clementi puso en la agenda mediática y judicial la violencia ginecológica, que en una consulta médica incluye -según la definición de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa- acciones o dichos sexistas, humillaciones o violencia física durante los exámenes corporales.

La causa unificada está siendo instruida por la UFI Nº 9 de Lomas de Zamora especializada en Violencia de Género y Familiar, a cargo de Sebastián Bisquert, bajo el expediente “I.P.P. 07-00-9312-17 y sus acumuladas”, según informaron Claudia Perugino y Carlos Zimmerman, representantes legales de la víctimas.

“En este caso se trata de pensar la violencia que ocurre se esté o no embarazada en el marco de una consulta ginecológica, en un ámbito vulnerable por la exposición corporal que implica este tipo de práctica”, advierte la editora de Género y Diversidades de Télam Silvina Molina  en un artículo vinculado a la problemática proporciona información sobre documentos y actuaciones a nivel internacional que se presentan a continuación.

Definiciones fundamentales

La sede europea de la Federación Internacional de Planificación Familiar (International Planned Parenthood Federation-IPPF) publicó en junio del año pasado el informe Violencia ginecológica y obstétrica: una forma de violencia de género. IPPF tiene presencia en 142 países con distintos programas e iniciativas que garantizan el acceso a la salud y los derechos sexuales y reproductivos, y ha apoyado proyectos en Argentina. El documento de la organización brinda definiciones que permiten contextualizar la problemática, por ejemplo cuando dice que “el tratamiento de las mujeres en los entornos sanitarios está profundamente arraigado en las normas de género, sociales y culturales” y que “en algunos casos, su consentimiento es coaccionado a través de obligarlas a firmar formularios que no entienden o sin previa información proporcionada”. Dice también el informe: “La violencia ginecológica y obstétrica es posible gracias a un desequilibrio de poder entre los médicos y sus pacientes, lo que contribuye a una cultura de violaciones de los derechos humanos”.

A la vez hace un listado de los tipos de violencia ginecológica: la humillación, el abuso verbal, sexista; las observaciones inapropiadas sobre el cuerpo o la vida sexual de la consultante, la falta de respeto a la privacidad y confidencialidad, así como el abuso físico (bofetadas, empujones) y la penetración o contacto vaginal/rectal no consentido para exámenes médicos. A lo que agrega retraso o rechazo para administrar medicamentos para el control del dolor durante intervenciones ginecológicas dolorosas y la demora o la negativa a proporcionar servicios de aborto.

Según las últimas Directrices de la Organización Mundial de la Salud del 2022, la atención integral del aborto (relacionada con la terminación voluntaria del embarazo y su pérdida) debe ser segura, oportuna, asequible, no discriminatoria y respetuosa, y contar con el apoyo de un entorno propicio basado en los derechos humanos, suministro de información correcta y un sistema de salud de respaldo.

La anticoncepción, esterilización y aborto forzado “son herramientas para control social y poblacional, particularmente dirigido a grupos marginados”, agrega la organización en el listado de formas de violencia.

El informe incorpora conceptos, recopila el documento de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa y experiencias de distintos países europeos. Por ejemplo, lo que lograron las francesas en 2014 con el hashtag #PayeTonUtérus (Paga tu útero en la traducción literal, que en contexto se entiende como ‘pagás con esta parte de tu cuerpo’) en redes sociales, a través del cual lograron 7.000 testimonios de mujeres violentadas en consultas ginecológicas en sólo 24 horas. Allí se denunciaron comentarios abusivos sobre cuerpos, sus decisiones de embarazarse o no, y hablaron de exámenes vaginales brutales o realizados sin su consentimiento, y de violencia sexual.

Seis modalidades y recomendaciones

En 2017, la secretaria de Estado para la Igualdad entre Hombres y Mujeres, Marlène Schiappa, encargó un informe al Consejo Superior del organismo sobre el tema, que identificó seis modalidades de violencia ginecológica: no tener en cuenta el malestar de la paciente; comentarios que transmiten juicios sobre sexualidad, vestimenta, peso, deseo o no de tener un hijo; insultos sexistas; actos (intervención médica, prescripción) realizados sin obtener el consentimiento o sin respetar la elección o palabra de la consultante; actos o rechazo de un acto no médicamente justificado, y violencia y acoso sexual.

“La formación inicial y continua de las profesiones médicas sigue centrada en la técnica en detrimento de la relación humana y el respeto al consentimiento”, es una de las conclusiones del informe francés. Lo que considera “parte de la historia de la medicina ginecológica y obstétrica, marcada por el deseo de controlar los cuerpos de las mujeres”.

Tanto este documento como el informe de IPPF recomiendan incorporar la prevención de la violencia ginecológica en las facultades, en los programas oficiales de las autoridades sanitarias y en los entes profesionales que reúnen a especialistas en ginecología. Asimismo, proponen campañas de información para que las mujeres sepan cuáles son sus derechos en una consulta médica.

- Publicidad - spot_img
- Publicidad -spot_img