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viernes, enero 10, 2025
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Carniceros de la ciudad adelantan que bajaría el precio de la carne tras los aumentos de diciembre

Los comerciantes anticipan una reducción en los valores, mientras los informes de ISEPCI y FAO revelan la dinámica de precios globales y locales. El impacto en el IPC de diciembre, clave en los próximos días.

De la redacción de EL NORTE
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Luego de un diciembre marcado por fuertes subas en el precio de la carne, carniceros de San Nicolás proyectan una tendencia a la baja en los próximos días. Según explican los comerciantes, la recuperación del mercado y el aumento en la oferta están revirtiendo las alzas registradas a fines del año pasado, cuando las Fiestas de fin de año -ubicadas entre semana- y la escasez de mercado impulsaron los incrementos.

El Instituto de Investigación Social, Económica y Política (ISEPCI) reportó que el kilo de asado tuvo un aumento del 35,7% en diciembre respecto a noviembre, mientras que el alza promedio de los cortes de carne fue del 20,9%. En el último mes del año, caracterizado históricamente por ser inflacionario debido al consumo estacional, también subieron notablemente cortes como la carnaza y la carne picada (25%), la paleta (21,4%) y el pollo (16,6%).

Estos incrementos no solo presionaron el presupuesto familiar, sino que también influyeron en la inflación general. El Índice de Precios al Consumidor (IPC) de diciembre, que será divulgado en los próximos días, podría reflejar el impacto de estos ajustes, anticipando una cifra que sería más elevada que el mes anterior.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el índice global de precios de la carne cerró 2024 con un incremento interanual del 7%, marcando el mejor diciembre desde 2020. En el caso del producto bovino, el aumento fue aún más pronunciado, alcanzando un 13%.

Si bien estas cifras destacan una tendencia al alza en el mercado internacional, los precios locales suelen responder a dinámicas propias. La composición del índice global de la FAO difiere de los valores FOB argentinos, aunque sirve para contextualizar los movimientos de mercado en un marco más amplio.

Los carniceros locales coinciden en que las condiciones actuales permiten proyectar una baja en los precios. “La oferta está en aumento y eso siempre presiona a la baja”, afirman. Este alivio sería bien recibido tras los incrementos acumulados durante el gobierno de Javier Milei, que totalizan un 136,5% en las carnes, un porcentaje que, aunque elevado, se mantuvo por debajo de la inflación anual del 117,8% según el Banco Central.

En un panorama donde los precios de los alimentos siguen marcando el ritmo de la inflación, la caída en el valor de la carne podría dar un respiro a los consumidores. Sin embargo, habrá que esperar el índice oficial de diciembre para evaluar el impacto real de los aumentos y las perspectivas económicas para este inicio de año.

Vientres sin recuperación

Si bien aún no existen las cifras oficiales de faena de diciembre registrada por las plantas frigoríficas el dato de movimientos de hacienda a los establecimientos resulta un buen indicador
Según el último reporte de Rosgan, el año 2024 cerró con una nueva caída en el stock de vientres, estimada entre 500.000 y 800.000 cabezas menos que el ciclo anterior.

En un año en que las proyecciones iniciales apuntaban a la retención de hacienda y la recuperación del stock, un nuevo revés climático, frente a un contexto de fuerte presión en los costos y precios retrasados, terminó por neutralizar esas expectativas, dejando como saldo un nuevo año sin recuperación de vientres.

Según la información que puede extraerse del SENASA, durante el mes de diciembre los envíos de animales a frigoríficos sumaron unos 1.229.596 animales faenados.

Este dato, sumado a la estadística oficial de faena reportada hasta el mes de noviembre, indicaría una faena anual cercana a los 13,9 millones de cabezas, un 4,2% menos que lo registrado en 2023, año en que la faena superó los 14,5 millones de animales.

El último informe del Rosgan recuerda que 2023 marcó uno de los períodos de mayor liquidación de hacienda, luego de los años 2008-09, atravesados también por una severa y prolongada sequía que costó -sumado a otros desencadenantes- una pérdida de más de 10 millones de cabezas del stock.

Durante ese período, el stock nacional cayó en más de 1,5 millones de cabezas al pasar de 54,2 a 52,8 millones en stock al 31 de diciembre de ese año, con una faena que creció en 1,1 millones de cabezas. Hoy, la faena logró contraerse en apenas 700 mil cabezas, permaneciendo como una de las más altas de los últimos años, equiparable a los máximos conseguidos en los años previos a la pandemia.