“En lugar de simplificar las formas para ocuparnos del Fondo de la educación, nos ocupamos de cambiar y complicar las formas, en un innecesario juego de simulacros”, consideró el especialista en Educación consultado por este medio con relación a cómo se calificará este año según cada nivel.
Por Prof. Dr. Jorge Eduardo Noro
Después de dos años tratando de sobrevivir, la Educación regresó desesperada a la normalidad, sin que en estos dos años se les haya ocurrido a todos los que viven de la educación, pero no dejan sus vidas en las aulas, una multitud de ideas que convirtiera a este nuevo período de pospandemia en nueva normalidad. Y en medio del regreso, florecen ideas fantasiosas: una hora más de clase o nuevos sistemas de calificación y evaluación.
Uno imagina a los padres pidiendo permiso en sus trabajos para concurrir a la escuela y escuchar algún informe de los responsables, porque suponen que su hijo no anda bien, y ver que el preceptor consulta los registros y les entrega un boletín, diciendo: “El alumno Pablo, en el RIPE, muestra serias dificultades porque tiene varios TEP y el resto todos TED: si sigue así deberá asistir a los PIE para poder pasar”.
Como no hay ideas ni decisión para hacer transformaciones de fondo y en serio para que las escuelas funcionen como centros de verdadera educación, nos ocupamos de cuestiones formales y marginales que han dado vueltas, yendo y viniendo, en los últimos 50 años de la educación argentina: notas conceptuales, notas numéricas, ponderación de aprendizajes, promedios, notas integradoras.
‘Maquillaje’
Y ahoga se descuelgan con esas innovaciones formales que nunca cambian el fondo de la cuestión, sino que cambian el maquillaje, para que nada cambie y todo quede lejos de la realidad: muchos huyen del sistema, y muchos otros, que están dentro del sistema, reciben una educación chatarra que no les sirve ni para la vida ni para el trabajo ni para la universidad.
En el primario, los alumnos del primer ciclo mantendrán el desaprobado, regular, bueno y muy bueno, mientras que los alumnos del segundo ciclo retomarán la escala numérica del 1 al 10.
En el secundario, las notas irán apareciendo en las instancias finales de promoción porque, en el curso del año escolar, aparecerán nuevas denominaciones y neologismos para complicarlo todo: los alumnos tendrán como boletín los Registros Institucionales de Trayectorias Educativas (RITE) y allí de cada materia podrán tener en cada período: Trayectoria Educativa Avanzada (TEA), Trayectoria Educativa en Proceso (TEP) y Trayectoria Educativa Discontinua (TED). En las materias en que tengan esta ponderación de rendimiento, deberán participar de los Períodos de intensificación de la enseñanza (PIE) para poder aprobar y promoverse.
‘No perdamos el tiempo’
En lugar de simplificar las formas para ocuparnos del Fondo de la educación, es decir: la enseñanza, la continuidad formativa, los 190 días de clases con días completos, aprendizajes en serio y acreditaciones que permitan egresos dignos, nos ocupamos de cambiar y complicar las formas, en un innecesario juego de simulacros.
Por supuesto, si se produjeran esas transformaciones profundas que todo el mundo reclama, dando vuelta el sistema y la escuela, cabría un cambio de las notaciones de calificación de los rendimientos, los procesos y los aprendizajes. En estos tiempos y con lo que tenemos, no perdamos el tiempo ni desorientemos a los padres que se ocupan en serio de la educación de sus hijos.