La diputada nacional Graciela Camaño afirmó que en el corto plazo el próximo Gobierno deberá llevar adelante una “agenda de sacrificio, pero de todos”, porque “no se puede destruir más a la gente”.
“Los argentinos vienen ajustados hace mucho tiempo. Hay tres gobiernos para atrás que fracasaron y nos llevaron hasta acá”, sostuvo la dirigente peronista. En declaraciones radiales, la legisladora subrayó que “el sacrificio hay que hacerlo, pero tiene que tener condiciones: no se puede destruir más a la gente, que está muy mal y no soporta un impuestazo, un ajustazo”. En ese sentido, señaló que la figura del candidato presidencial de La Libertad Avanza, Javier Milei, pudo tener un crecimiento exponencial ante “la falta de paciencia para mirar la obscenidad de la política” por parte de la sociedad.
De cara al último debate entre el libertario y el postulante de Unión por la Patria, Sergio Massa, la bonaerense expresó: “Ojalá que den un debate que esté en el contexto de la exposición de ideas que sean posibles”. “Yo sé diferenciar entre una falsa promesa de campaña y una política de Estado que se puede llevar adelante. Pero hay gente que no lo sabe eso”, manifestó.
Por otra parte, al referirse al reciente escándalo de espionaje ilegal, Camaño indicó: “El gran tema de la Argentina es la corrupción, en este caso de espías inorgánicos que andan buscando las porquerías de dirigentes políticos, de jueces”.
La diputada nacional cuestionó la “sobreactuación” de algunos de sus pares de Juntos por el Cambio que piden la expulsión del legislador kirchnerista Rodolfo Tailhade.
“Es muy difícil abordarlo desde el Poder Legislativo, porque es una causa penal. Sólo podemos echar cuando hay una causa judicial y si así el juez lo requiere”, añadió.
Finalmente, al ser consultada sobre la posibilidad de estar a cargo del Ministerio de Trabajo en una eventual gestión de Massa, comentó: “No hablé absolutamente de eso”.
En ese sentido, explicó que su madre se encuentra en un delicado estado de salud, por lo que prioriza su atención antes que involucrarse en algún cargo político, así como tampoco le parece correcto hablar de ofrecimientos antes de las elecciones.