El desempleo en Brasil alcanza el 6,1%, el nivel más bajo en más de una década. Aunque el mercado laboral muestra signos de recuperación, la informalidad y las tensiones económicas siguen siendo retos importantes para el Gobierno de Lula da Silva.
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Brasil celebra un importante logro económico al registrar un desempleo del 6,1%, el porcentaje más bajo desde diciembre de 2013. Este hito se traduce en una mejora palpable para la población, con centros comerciales llenos y tiendas enfrentando dificultades para contratar personal adicional durante la campaña navideña. Según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), la tasa actual es la más baja desde que comenzaron los registros en 2012.
En el trimestre terminado en noviembre, 6,8 millones de brasileños estaban sin empleo, una reducción de 1,4 millones respecto al año anterior. La población ocupada alcanzó los 103,9 millones, un incremento del 3,4% en un año. Los sectores de comercio y construcción lideraron la creación de empleo. Estados como Mato Grosso y Santa Catarina destacan con tasas de desempleo por debajo del 3%, reflejando un mercado laboral dinámico en estas regiones.
El papel del Gobierno y los desafíos persistentes
El presidente Lula da Silva celebró los datos en sus redes sociales, destacando la creación de 2,2 millones de empleos formales en 2024. Lula subrayó que estos resultados son fruto del esfuerzo colectivo y expresó su optimismo de cara a 2025. Sin embargo, persisten desafíos significativos: el 38,7% de los trabajadores se encuentran en la informalidad, lo que limita su acceso a la seguridad social.
A pesar de estos problemas, el salario medio experimentó un leve aumento, situándose en 3.285 reales (529 dólares), un 3,4% más que hace un año. Esta mejora es un alivio para muchos brasileños, aunque sigue siendo insuficiente para cerrar las brechas de desigualdad.
Inflación controlada, pero con presiones económicas
La inflación en diciembre registró un aumento del 0,34%, situando la cifra anual en 4,71%, ligeramente por encima del objetivo del Banco Central. A pesar de esto, el Gobierno celebra la desaceleración en el alza de precios. Además, se espera que en los próximos días se formalice el aumento del salario mínimo a 1.518 reales, cumpliendo la promesa de Lula de superar la inflación con cada ajuste.
No obstante, el Banco Central mantiene los tipos de interés en un elevado 12,25% para contener la inflación, lo que el Gobierno considera un freno al crecimiento económico. Este contexto, junto con un mercado que reaccionó negativamente a un paquete de austeridad menos ambicioso, ha generado inquietud en la Administración.
El desafío de convertir los logros económicos en popularidad
A pesar de los avances, los índices de aprobación del presidente Lula no reflejan el éxito económico. Según una encuesta de Datafolha, el 35% de los brasileños considera el Gobierno como “bueno u óptimo”, mientras que el 37% lo califica como “malo o pésimo”. El desafío para Lula será convertir estos logros en una percepción positiva y fortalecer la confianza ciudadana en 2025.
*Con información de El País