Los candidatos no se saludaron ni se dieron la mano antes de comenzar.
El presidente demócrata, Joe Biden, y su rival republicano, Donald Trump, intercambiaron ataques sobre su gestión de la economía en los primeros minutos de su debate del jueves por la noche, ofreciendo a los votantes un raro cara a cara entre los dos candidatos de más edad que han aspirado nunca a la presidencia de Estados Unidos.
Biden reconoció que la inflación había provocado un aumento sustancial de los precios con respecto al inicio de su mandato, pero dijo que merecía el reconocimiento por haber “recompuesto las cosas” tras la pandemia de coronavirus.
Trump afirmó que había supervisado “la mejor economía de la historia de nuestro país” antes de la pandemia y dijo que tomó medidas para evitar que la caída libre económica se profundizara aún más.
Biden, de 81 años, y Trump, de 78, estaban sometidos a la presión de mostrar su dominio de los temas y evitar tropiezos verbales en su búsqueda de un momento decisivo en una carrera que, según las encuestas, lleva meses en punto muerto.
El choque televisado de 90 minutos en CNN tuvo lugar mucho antes que cualquier otro debate presidencial moderno, más de cuatro meses antes de la jornada electoral del 5 de noviembre.
Los dos candidatos aparecieron sin público en directo, y sus micrófonos se cortaban automáticamente cuando no era su turno para hablar, ambas reglas atípicas impuestas para evitar el caos que descarriló su primer debate en 2020, cuando Trump interrumpió repetidamente a Biden.
Al comenzar el debate, los dos hombres -que no han ocultado su antipatía mutua- no se dieron la mano ni se saludaron.
El debate tiene lugar en un momento de profunda polarización y ansiedad entre los votantes sobre el estado de la política estadounidense. Dos tercios de los votantes dijeron en una encuesta de Reuters/Ipsos de mayo que les preocupaba que la violencia pudiera seguir a las elecciones, casi cuatro años después de que una turba de partidarios de Trump irrumpiera en el Capitolio de Estados Unidos.
Trump subió al escenario como alguien que todavía se enfrenta a un trío de casos penales, incluyendo a sus esfuerzos para anular las elecciones de 2020. El ex presidente, que persiste en afirmar falsamente que su derrota fue el resultado de un fraude, ha sugerido que castigará a sus enemigos políticos si vuelve al poder, pero tendrá que convencer a los votantes indecisos de que no supone una amenaza mortal para la democracia, como afirma Biden.
El reto de Biden era ofrecer una actuación contundente tras meses de afirmaciones republicanas de que sus facultades se han entorpecido con la edad. Durante sus primeras respuestas, sonó ronco y se aclaró la garganta varias veces.
Los asesores de Biden dijeron que enfatizaría el papel de Trump en la amenaza al acceso al aborto, lo retrataría como un peligro para las normas democráticas y recordaría a los votantes el a menudo caótico mandato de Trump entre 2017 y 2021.
Trump planeaba centrarse en los altos niveles de inflación y el número récord de migrantes que han entrado ilegalmente en el país bajo la mirada de Biden y cuestionar su liderazgo mundial en un momento de guerra en Gaza y Ucrania, dijeron los asesores de Trump.