“La Biblioteca no depende de ningún organismo gubernamental y se sustenta con el aporte de sus socios y dos subsidios. Si bien la ayuda es bienvenida, es imposible cubrir todos los gastos. Lamentablemente este año tuvimos uno extraordinario que aún no podemos cubrir. Se debió reconectar el servicio de gas adecuándose a las nuevas normas y el monto a pagar es de un millón de pesos”, contó a EL NORTE la bibliotecaria Leticia Sayal.
De la Redacción de EL NORTE
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La Biblioteca Popular “Rafael de Aguiar” -con sede en Ameghino y Don Bosco- fomenta la lectura en San Nicolás desde 1947. En la actualidad brinda sus servicios -como préstamos de libros, exposiciones de arte y talleres- en el marco de dificultades económicas.
“La biblioteca no depende de ningún organismo gubernamental y se sustenta con el aporte de sus socios y dos subsidios. Uno es anual (aún no ha llegado) y proviene del Estado a través de Conabip para gastos corrientes que cubre algunas facturas de luz, gas, honorarios y demás servicios. Y otro mensual, de la provincia de Buenos Aires, que ni siquiera llega a pagar un sueldo de bibliotecario. Si bien la ayuda es bienvenida, es imposible cubrir todos los gastos con ambos subsidios ya que se debe tener en cuenta salarios, honorarios a contaduría, mantenimiento edilicio, limpieza, compra de libros y otros artículos para su funcionamiento. Lamentablemente este año tuvimos uno extraordinario que aún no podemos cubrir. Se debió reconectar el servicio de gas adecuándose a las nuevas normas y el monto a pagar es de un millón de pesos”, precisó en diálogo con EL NORTE la bibliotecaria Leticia Sayal.
Para cubrir esta excepción, la biblioteca lanzó una campaña de recolección de fondos a través de un bono contribución de distintos montos, que parte desde 3000 pesos. “En este momento ni siquiera llegamos a la mitad del costo de la reconexión, pero esperamos que el pueblo nicoleño nos dé una mano solidaria, por todos los años que esta institución estuvo ligada a la vida cultural de la ciudad”, apeló.
Redes y socios
Sayal sostuvo que “a pesar de la crisis económica, la biblioteca está más viva que nunca a través de la interacción con su público por medio de las redes sociales y su servicio de WhatsApp, recogiendo feedback de nuevos títulos que los lectores desean leer, además de agilizar trámites administrativos”. “La creación de contenido educativo y recreativo, especialmente por su cuenta de Instagram (@bibaguiar), nos impulsa a seguir trabajando sin descanso”, sumó.
“Con el aumento desmedido del precio de los libros, hemos recibido una nueva ola de socios que buscan una alternativa económica para poder acceder a ellos. La biblioteca cobra una cuota mensual muy económica. Una gran cantidad de padres se hacen socios para poder proveerles de cuentos nuevos a sus niños más pequeños. Un libro en las manos correctas de la persona que lo buscó durante mucho tiempo, una sonrisa de un niño o niña apretujando su libro de cuentos contra su pecho, un anciano con su lista de autores favoritos, estudiantes que ocupan las salas de lectura en la búsqueda de un lugar tranquilo para poder estudiar, un lector disfrutando de su momento de lectura en sala. Todo eso es lo que realmente enriquece nuestro pequeño lugar en la ciudad”, concluyó.