Los investigadores ya hablan de una “temporada de avistajes muy marcada en la zona”, que se extiende entre mayo y noviembre. La novedad despierta curiosidad e interrogantes tanto en científicos como en quienes se interesan por la naturaleza y el ambiente en sentido integral.
Por Ana Claudia Roche
Agencia DIB
La costa bonaerense sumó en los últimos años un atractivo natural que deleita a locales y visitantes: el avistaje de ballenas desde la playa, atractivo que, hasta hace pocos años, era casi exclusivo de la provincia de Chubut.
Lo cierto es que esta novedad despierta curiosidad e interrogantes tanto en científicos como en quienes se interesan por la naturaleza y el ambiente en sentido integral, considerando la convivencia desde el respeto de todos los seres, incluyendo a la especie humana.
Agustina Mandiola es Doctora en Ciencias Biológicas, docente e investigadora del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (FCEyN-UNMdP-CONICET). Junto al Grupo de Investigación Biología, Ecología y Conservación de Mamíferos Marinos estudia el comportamiento de las ballenas y, en particular, de la Ballena Franca Austral en las costas de Mar del Plata y ciudades aledañas del frente marítimo de la provincia de Buenos Aires.
“El grupo sigue la presencia de ballenas desde hace más de 50 años, Ricardo Bastida empezó con los estudios en la zona y en Argentina, y fue pionero en tomar los primeros registros en Mar del Plata en la década del ’70, cuando se observaba una ballena por año, o bien, otros años no había registro”, contó Mandiola.
Con el correr de los años y a partir de la década del ’80, cuando la ballena franca se convirtió en una especie protegida por normativas nacionales e internacionales, comenzaron a detectarse cada vez más cantidad de animales en las costas bonaerenses. “En la zona antes se veían individuos sueltos, pero en los últimos años, es cada vez más frecuente ver grupos de animales y, desde hace dos o tres años, la cantidad de ejemplares ha llegado a su récord y hemos tenido 100 días con avistajes costeros en Mar del Plata“, explicó Mandiola.
En esa línea, la especialista sostuvo que “ya hay una temporada de avistajes muy marcada”, que se extiende entre “fines de mayo y los primeros días de junio, hasta inicios de mes de noviembre, siendo agosto y septiembre los meses con mayor cantidad de ejemplares”.
Recuperación de la especie
La Ballena Franca Austral (Eubalaena australis) fue bautizada de esa manera por ser dócil, por lo que la captura para su comercialización resultaba muy sencilla para los cazadores. Durante décadas, fue explotada sin medida, reduciendo significativamente sus poblaciones.
Consultada sobre si existe alguna alteración en el ciclo reproductivo, ya que el lugar elegido por estos gigantes marinos para el apareamiento y el nacimiento de las crías en el país es Península Valdés, en Chubut, Mandiola señaló que “es algo que aún no se puede precisar”, pero apuntó que sí se puede asegurar que “hay más ballenas, avistajes más frecuentes, hay registros de cópula en la costa bonaerense, se están viendo cachorros en la zona y todo este proceso se debe a que la ballena está recuperando su especie”.
En esa línea, subrayó: “Si bien estamos muy lejos de alcanzar los niveles que tenía la especie antes de iniciarse la captura, hay cada vez más ballenas y, por esta razón, también hay más avistajes costeros”.
Otro de los factores que facilita el estudio de la conducta y los ciclos de estos mamíferos marinos es sin duda el avance de la tecnología. “Los últimos dos años, gracias al uso de drones que nos permite acercarnos más, hemos comprobado que se han observado comportamientos de cópula en las costas de Mar del Plata; no obstante, no todos los avistajes son cópulas o parejas madre cría, y no hay registrados nacimientos observables, aunque sí presencia de cachorros, por eso podemos decir que, si bien están apareciendo ejemplares con mayor frecuencia, no significa que las ballenas hayan cambiado su comportamiento o su ciclo reproductivo”, remarcó Mandiola.