La propuesta turística se completa con los colores de la flora autóctona, el sonido de los arroyos y el cordón serrano Pillahuinco.
En Coronel Pringles, al sudoeste de la provincia de Buenos Aires, se encuentra un paraíso natural de fauna silvestre, donde la propuesta turística se complementa con la belleza de la flora autóctona, el sonido de los arroyos y la imponente vista de la cadena montañosa Pillahuinco. Esta región bonaerense es ideal para explorar durante el invierno.
En el área conocida como Senderos de Fra-Pal, más de 300 especies de animales viven en un predio de 330 hectáreas. “Ciervos, búfalos, multicuernos, llamas y muflones conviven en libertad, sin la necesidad de corrales”, destacó Paola García, coordinadora de la propuesta.
García reside en Fra-Pal desde hace diecisiete años, un pequeño paraje de solo siete habitantes, ubicado en la intersección de las rutas provinciales 51 y 72. El paisaje de llanuras, ríos, sierras y arroyos la inspiró hace siete años a iniciar actividades que permiten un contacto pleno con la naturaleza.
“El proyecto surgió a partir de la capacitación en anfitrión turístico y orientación en interpretación ambiental que realicé en la Universidad Nacional de Mar del Plata en 2016”, comentó la guía naturalista.
El emprendimiento ofrece experiencias inolvidables como senderismo con avistamiento de fauna, trekking por las sierras, cicloturismo, caminatas bajo las estrellas o la luna llena, y campamentos rurales con fogón y cena incluida.
Las caminatas con observación de animales son la actividad más popular entre los visitantes. “Es una propuesta única en la provincia porque los turistas pueden interactuar con ciervos, búfalos, llamas y muflones, entre otras especies. Además, les proporcionamos alimento para que los animales se acerquen”, explicó García, según un comunicado de la Secretaría de Turismo bonaerense.
Al finalizar los recorridos, los visitantes pueden disfrutar de una picada serrana con productos artesanales elaborados en Fra-Pal, como pan casero, quesos, escabeches y chorizos secos.
Durante el trekking hacia el Cerro La Adolfina, se pueden apreciar monumentos megalíticos llenos de historia, rodeados por la belleza del paisaje serrano de Pillahuinco.
“Los visitantes suelen comparar el lugar con una pequeña África debido a la similitud del paisaje con el de ese continente”, compartió Paola García. En la zona también crecen pastizales pampeanos serranos y árboles autóctonos como el piquillín, algunos de hasta dos o tres siglos de antigüedad.
“Nos agradecen la oportunidad de disfrutar de la naturaleza en su estado más puro y de los relatos sobre el pasado y los antiguos habitantes de la zona. Dicen que les hacemos vivir la magia de lo simple y lo esencial”, afirmó con orgullo.
Las cuentas de Facebook e Instagram “Fra-Pal también existe” surgieron porque, cada vez que Paola mencionaba el paraje, nadie lo conocía, por lo que decidió reivindicar la belleza de este rincón a través de fotografías que comparte en ambas plataformas.
Marianella Strasere, directora de Turismo de Coronel Pringles, destacó que “la iniciativa resalta el valor de este lugar estratégico, ubicado en la intersección de las rutas provinciales 51 y 72, un punto clave entre destinos de playa y sierras. Han sabido captar muy bien el turismo serrano”.