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miércoles, octubre 9, 2024
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Argentina registró una reducción de la brecha de ingresos por género, pero permanecen asignaturas pendientes

Durante el primer trimestre de 2023 la caída de la desocupación en mujeres fue de 0,5 por ciento interanual y vino aparejado con una disminución de la brecha en los índices de desocupación con respecto a los varones, pasando de 2,4 a 1,7 puntos porcentuales. Los datos son resultado del último informe Igualar.

De la Redacción de EL NORTE
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En el primer trimestre de 2023 la tasa de actividad alcanzó el 52,2 por ciento, un récord histórico desde que comenzaron a publicarse los registros de la Encuesta Permanente de Hogares en 2003. La caída de la desocupación en mujeres fue de 0,5 por ciento interanual y vino aparejado con una disminución de la brecha en los índices de desocupación con respecto a los varones, pasando de 2,4 a 1,7 puntos porcentuales.

Los datos son resultado del último informe Igualar, que publicó el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidades a propósito de la celebración del Día Internacional de la Igualdad Salarial. Se trata de un día que implementó las Naciones Unidas en 2020 para cada 18 de septiembre, junto con las agencias de ONU Mujeres y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) con el objetivo de invitar a los Estados miembro de la ONU a promover la igualdad de remuneración en trabajos de igual valor y la independencia económica de las mujeres. El informe mide trimestralmente los índices de participación de las mujeres en el trabajo, el ingreso y la producción.

PRECARIZACIÓN Y FALTA DE DERECHOS

Sin embargo, los desafíos son muchos: “No es novedoso que las mujeres se encuentran más expuestas a trabajos precarios, sin acceso a la seguridad social ni a derechos laborales. Son empleadas en los sectores de menores ingresos y mayores índices de informalidad, a diferencia de los trabajos con mayores ingresos que también suelen ser los más masculinizados. Por poner un ejemplo, el 98 por ciento de quienes trabajan en casas particulares son mujeres; si todas estas trabajadoras estuviesen registradas, la tasa de informalidad en la economía argentina se vería reducida en un 6,7 por ciento. En mujeres, bajaría 14,7 puntos porcentuales”, asegura el Ministerio de Mujeres.

Las condiciones más desfavorables para las mujeres en cuanto al acceso al empleo y la permanencia en él se ven reflejadas en la brecha de ingresos, calculada en función de los ingresos que obtienen las personas por su ocupación principal. “En este sentido, las mujeres perciben ingresos que –en promedio– son un 25 por ciento menores a los de los varones, lo que significa una reducción de 3,5 puntos porcentuales con respecto al primer trimestre de 2022.

Esta brecha se amplía al 36,5 por ciento en el caso del empleo asalariado informal (sin descuentos jubilatorios), aunque también presenta una disminución interanual de 1,4 puntos porcentuales. Por su parte, en el caso del empleo a salariado registrado, la brecha es del 17,5 por ciento, exhibiendo una baja de 3,8 puntos porcentuales frente al mismo período del año anterior”, completa.

DESIGUALDADES Y POBREZA

La igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y las niñas siguen estancados debido a la persistencia de desigualdades históricas y estructurales en las relaciones de poder entre mujeres y hombres.

A su vez, las situaciones de pobreza acrecientan las desigualdades y desventajas en el acceso a recursos y oportunidades para las mujeres.

En Argentina, la brecha salarial se ubica cerca del 28% (Ministerio de Economía, 2023). Ese número no significa que a mismo trabajo se le está pagando distinto a un varón que a una mujer, sino que en promedio los hombres ganan más que las mujeres.

DISTRIBUCIÓN DE TAREAS

Por otra parte, la tasa de participación laboral es del 70% entre varones, mientras que en mujeres se ubica en el 50% (Indec 2022). Esta brecha se mantiene sin demasiadas variaciones desde hace 10 años, lo que demuestra que al día de hoy se sigue sosteniendo una división sexual del trabajo que asigna a las mujeres –en mayor medida– las tareas relacionadas con lo doméstico.

Según la última Encuesta nacional de uso del tiempo (Indec 2022) (3), los varones trabajan de forma remunerada –en promedio– algo más de 9 horas diarias, mientras que las mujeres le dedican unas 7 horas y media a estas actividades.

Por el contrario, si vemos el tiempo dedicado al trabajo no remunerado (tareas domésticas y de cuidado), las mujeres dedican en promedio 6 horas y media, casi 3 horas más que los varones. En síntesis, el tiempo que se destina a ocuparse del hogar es tiempo que no se dedica al desarrollo profesional.

ESTEREOTIPOS E INSERCIÓN LABORAL

Al mismo tiempo, los estereotipos de género influyen de manera notoria en la inserción laboral. De esta manera, las mujeres suelen predominar en sectores vinculados al servicio, que en nuestro país no son los que ofrecen mejores condiciones. El caso más evidente es el del servicio doméstico, uno de los trabajos más precarizados, y en el que las mujeres representan el 96%.

La enseñanza es otro sector feminizado, en donde las mujeres son el 72% (aunque se concentran fundamentalmente en educación inicial y primaria), y en el sector de salud, donde representan el 68% según datos del Indec.

La contracara de la feminización de estos sectores es que en otros predominan los varones, como puede ser el sector tecnológico, con trabajos mejor remunerados.

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