A los 73 años, Américo se sigue juntando con sus amigos del Club de Regatas dos veces a la semana a jugar al básquet, pasión que abrazó en su adolescencia de la mano del legendario “Marlera” Ricardini en Arco Iris. Fue un comprometido directivo de la disciplina tanto en la entidad de la ribera como en la Asociación de San Nicolás.
De la Redacción de EL NORTE
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Una foto junto a sus tres hijos en una cancha de básquet pelota en mano inspiró esta nota. Eso, como así también la admiración que despiertan su pasión y compromiso en sus compañeros del Maxi de Regatas con quienes se junta a jugar para seguir despuntando el vicio. “Américo es un ejemplo, tenés que verlo en las noches frías de invierno o en los calores sofocantes de verano venir dos veces a la semana a jugar con nosotros, sin faltar”, ponderó uno de ellos.
Américo Ríos tiene 73 años, lleva quince como jubilado de fábrica, pero le sigue sacando provecho a cada paso que da. “Pasó un año más vivido, que es a la vez un año menos por vivir”, expresó en el inicio de la charla con EL NORTE, mientras disfruta de la llegada de su cuarto nieto.
Lleva casi seis décadas de estrecho vínculo con la anaranjada, a la que descubrió gracias al legendario “Marlera” Ricardini en el viejo Arco Iris. Allí empezó su relación con el básquet; a los 16, en plena adolescencia. “Nunca fui un jugador destacado, más bien diría que fui del montón, sí es cierto que tenía una buena mano para tirar, pero me defino como un entusiasta”, señaló. Y contó que oficialmente dejó de jugar en 2023 en el torneo de la Asociación de San Nicolás.
A propósito de ello, comentó: “Al principio decía, ´voy a jugar hasta los 65, después me estiré hasta los 70 después y ya tengo 73 y todavía sigo yendo a jugar con los muchachos del club, lo hago a mi ritmo pero la paso bien”. “Como soy medio vago para salir a caminar o hacer ejercicios –reconoció-, entonces me viene bien que una vez por semana o dos veces dos veces por semana me junte con el equipo de mayores de 45 años en sus entrenamientos, que duran una hora y media, dos horas, porque juegan primero cinco o diez minutos o a diez puntos, después entra otro equipo y así vamos jugando todos”. “En edad el que me sigue debe ser Jorge Gómez que tiene 60 y Pepe San Martín, de 57 o 58. Y está Oscar Alluchón que está entre los 55 y 60 también”, agregó Américo, quien como sucede siempre en esta época del año, aprovechando la visita de su hijo del medio, Maxi (a los 43 años sigue jugando a nivel profesional, mientras se prepara para ser entrenador), junto al mayor Luli (Fernando) y al menor Martín, días atrás no perdió la oportunidad para continuar calibrando su lanzamiento en la cancha de la Plaza Belgrano, lugar habitual de encuentro con los suyos.
Ríos además cuenta con un extenso recorrido como dirigente del básquet nicoleño, ya sea por su experiencia en Regatas junto a Juan Carlos Marcone en los años ´90 o posteriormente por su desempeño en la Asociación, acompañando al propio Marcone, más Eduardo Kolberg, Miguel Amarillo, Jorge Bella y Hugo Mansilla, por citar a algunos directivos emblemáticos del medio local.
“Empecé con el ´Pato´ Marcone en Regatas –recordó-, con él estuvimos en los años de la Liga Nacional en la mesa de control, yo en la planilla y el ´Pato´ en el reloj. Y después él mismo me convocó para sumarme a la Asociación y la verdad que fueron unos años hermosos, con un grupo de gente espectacular que trabajó mucho por el básquet de la ciudad”. “Viajamos mucho acompañando a las selecciones, en las que casi siempre estaba Maxi, haciendo todo a pulmón, ocupándonos de la ropa, de las pelotas, de conseguir los recursos para jugar los torneos zonales o provinciales. Hasta una vez para que los chicos pudieran viajar a jugar con Miguel Amarillo pusimos plata de nuestro bolsillo, porque sino no se podía participar de un provincial en Bahía Blanca”, detalló con orgullo y sentido de pertenencia Américo. Y lo que repasó más tarde explica lo que significó su labor dirigencial y la de esa camada que él integró, dejando de lado las banderas y los colores. “Inclusive, muchas veces cuando Maxi jugaba en Belgrano, también estuve en la mesa con ellos –puntualizó- y hasta me llamaban si no tenían gente para que les diera una mano, ya cuando Maxi no jugaba ahí”.
“Porque los Ríos estamos identificados desde siempre con Regatas, pero nunca tuvimos problemas en Belgrano, al contrario, nos trataron y nos tratan muy bien, porque nos manejamos con respeto. Es más, Luli juega en Regatas a nivel local en el Maxibásquet pero cuando Belgrano va a jugar torneos a otro lugares va a jugar con ellos. Tenemos muchos amigos en Belgrano”, subrayó.
Por su historia en Regatas y en el básquet particularmente, la de Ríos es una voz autorizada para referirse a lo que sucedió en este último tiempo en la entidad de la ribera tras la dura sanción que le aplicó la Confederación Argentina, y en la Asociación, que estuvo casi un año intervenida.
Consultado sobre estos temas, manifestó: “Mi nieto mayor, el hijo de Luli, juega en Regatas y me pregunta por qué no puede jugar desde hace tres meses. Y yo le digo que es porque los grandes se equivocan, cometen errores y después la pagan todos. Son equivocaciones que se van sumando con el tiempo y explotan de esta forma”. “Creo que lo que pasó tiene que servir de ejemplo, y no que olvidarse que el deporte está para formar a los chicos. Me duele mucho lo que pasó porque hay un montón de gente que se esforzó mucho para que Regatas sea lo que es”, marcó.
Y al mismo tiempo, sobre la ABSN, Ríos sostuvo: “Fue una pena que la Asociación estuviera intervenida con todo lo que costó afianzar la parte dirigencial, porque no hay que olvidarse que cuarenta años atrás la Asociación estaba acéfala, no tenía Comisión Directiva, hasta que agarró Eduardo Kolberg y la levantaron, hasta pasar a tener una excelente imagen en todo el país. Espero que quienes tomen la posta ahora tengan amor por el básquet y yo estaría dispuesto a sumarme, a colaborar en el lugar que haga falta”, concluyó Américo, siempre dispuesto a levantar la mano si el básquet llama. Ya sea dentro o fuera de la cancha.
El tiro, otro cable a tierra
El deporte acompaña a Américo Ríos desde toda la vida. Es más, lleva más de sesenta años practicando tiro, en la modalidad rifle y carabina. Es más, este año estuvo ternado en los Plumi como uno de los mejores de la disciplina en San Nicolás, lo que ya había ocurrido en otras temporadas.
Respecto de esta actividad, contó: “Me llevó mi viejo cuando tenía doce años y nunca dejé. Vamos una vez a la semana a tirar, después los sábados también, y cada quince días tenemos competencia a nivel regional, porque con la pandemia armamos una competencia con los tiros federales de Pergamino, Baradero, Rosario y el nuestro. Es una posibilidad para juntarnos con amigos”. “Fui vicepresidente y ahora estoy como vocal en la Comisión Directiva del Tiro Federal de San Nicolás. Es decir que fui o sigo siendo tirador y jugador de básquet y participé como directivo en las dos disciplinas”, destacó con satisfacción.