La higiene de las manos puede ayudar a controlar la transmisión de angina. Ante la presencia de algunos de síntomas es importante evitar la automedicación con antibióticos y realizar una consulta médica
Durante el invierno, en un momento atípico de circulación, se registró un aumento de casos de faringitis, causados por la bacteria Streptococcus pyogenes, generando unas 64 muertes e infecciones graves en varias provincias.
En esta época del año, en la primavera del hemisferio sur, cuando circula de forma estacional, han vuelto registrarse más pacientes con la sintomatología que causa el patógeno, por lo que se recomienda seguir las medidas de prevención.
Lo cierto es que este año la bacteria sufrió algunos cambios. Investigadoras del departamento de bacteriología del Instituto ANLIS/Malbrán realizaron una investigación con secuenciación genómica y hallaron tres aislamientos en muestras de los pacientes con el clon virulento M1UK de la bacteria. Es un clon que ha tenido una expansión veloz en otros países y se lo ha relacionado con el aumento de casos de escarlatina y de infecciones invasivas. Ese clon corresponde a un nuevo linaje de la cepa pandémica M1T1 (M1global).
También los investigadores del ANLIS/Malbrán identificaron un grupo de siete aislamientos de la bacteria Streptococcus pyogenes M1 genéticamente muy relacionados. Ese grupo adquirió “un elemento genético móvil que codifica para la toxina superantigénica SpeC”, especificó el último boletín de epidemiología de la cartera de Salud.
Esta bacteria, conocida también como estreptococo betahemolítico del grupo A, comúnmente origina la faringo amigdalitis pultácea o angina con placas, que se asocia a dolor y pus en la garganta, fiebre de 39 grados, decaimiento, y se trata con drogas muy básicas, como la penicilina oral o derivados de la misma como la amoxicilina.
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No obstante, por sus diversas toxinas, puede generar una reacción en piel, la escarlatina. Esta afección también comienza con garganta roja y adolorida y fiebre, y suma erupción con textura de papel de lija, piel de color rojo intenso en los pliegues de axila, codo e ingle, recubrimiento blancuzco sobre la lengua o el fondo de la garganta, lengua con apariencia de frambuesa, dolor de cabeza, náuseas o vómitos, inflamación de los ganglios y dolores en el cuerpo.
La transmisión se da por contacto directo con una herida en una persona infectada o a través de gotitas eliminadas con la tos, los estornudos o al hablar. El período de incubación para la enfermedad varía de acuerdo a la presentación clínica, entre 1 a 3 días.
La higiene de las manos y la higiene personal pueden ayudar a controlar la transmisión. Ante la presencia de algunos de síntomas es importante evitar la automedicación con antibióticos y realizar una consulta médica.
En el caso de recibir indicación médica de tratamiento antibiótico, es fundamental completar el esquema (no acortar ni abandonar los tratamientos anticipadamente), ya que la utilización inadecuada de los antibióticos promueve la resistencia bacteriana, hecho que atenta contra su efectividad en el futuro. Además, es importante no compartir objetos de uso personal (cubiertos, vasos, toallas, entre otros) y ventilar adecuadamente y de forma regular los ambientes.
Desde diciembre del año pasado se registra un aumento de casos con infecciones invasivas por el estreptococo en Europa, América del Norte y Uruguay. En la Argentina, el número de casos en 2023 representó un aumento de cerca del 300% respecto al mismo período de 2019.
Estados Unidos, Canadá, Países Bajos, Dinamarca y Australia son los que países que han detectado y estudiado la aparición de ese clon virulento exitoso, que está desplazando al clon epidémico M1 global 3 de la bacteria. Se sabe también que las cepas con el M1UK producen más la llamada “exotoxina superantigénica SpeA”, capaz de generar cuadros mucho más graves de la infección. (DIB)