A las 17:50 de ayer, Agustín Rossi y Jorge Taiana ingresaron caminando juntos a la Casa Rosada. Paso lento y barbijos bien puestos. Minutos antes habían estado en el Ministerio de Defensa repasando el camino que había transitado el ministro saliente y los objetivos que tenía por delante el entrante.
La imagen fue una señal de paz en el Gobierno. Diez días atrás Rossi fue desplazado de su cargo por Alberto Fernández porque mantuvo su candidatura a senador por Santa Fe en paralelo a la lista oficial. Los reiterados pedidos del Presidente para que baje su lista no dieron resultados.
Se generó una situación de extrema incomodidad en el interior del Gobierno que el Jefe de Estado resolvió aduciendo que había impuesto una nueva regla y que todos los ministros que fueran candidatos debían dar un paso al costado. Fue una salida elegante a un conflicto inesperado.
En paz
Que Rossi haya participado de la jura de su reemplazo describe su voluntad de no entrar en una guerra con la Casa Rosada por la decisión de Fernández y Cristina Kirchner de respaldar el armado del gobernador Omar Perotti en Santa Fe.
En el momento de la jura, el Presidente pareció devolverle su presencia. “Rossi ha sido un puntal muy importante a la hora de tomar decisiones. Tiene una capacidad de lectura de la realidad que valoro mucho. Nuestra amistad nunca se quebró y no se va a quebrar”, sentenció. Pareció dar por terminada la discusión política de fondo. El final de la primera temporada del conflicto que derivó de la interna santafesina.
El “Chivo” fue aplaudido por los presentes por unos largos segundos. Cuando los aplausos parecían culminar, se extendieron un poco más. Entonces, el ministro saliente se paró y aplaudió, en un gesto de agradecimiento. Fue el final de la era Rossi en el gabinete nacional. Su participación en la interna de Santa Fe le puede traer un dolor de cabeza al Gobierno. Sobre todo si gana la elección. En un mes, cuando se realicen las PASO, se sabrá el final de la historia.
Durante 45 minutos, y a la espera de que llegue el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, hubo una reunión distendida en el despacho del Jefe de Gabinete. Allí estuvieron Alberto Fernández, Agustín Rossi, Jorge Taiana, Daniel Arroyo, Juan Zabaleta y Sergio Massa. Hubo té, café, platos con frutas y nueces. En la cabecera de la mesa Santiago Cafiero siguió la conversación con el mate en la mano. Costumbres. Fue la bienvenida oficial a la vida del Gabinete.
El Presidente se mostró cercano a sus ministros. Despidió a su “amigo” Rossi y recibió a su “amigo” Taiana. Ambos dirigentes llegaron al Gabinete de su mano. No son parte de un acuerdo con Cristina Kirchner, aunque tuvieron el visto bueno de la Vicepresidenta. “Sabes la confianza y el cariño que te tengo. Es un gusto tenerte en el Gobierno”, le dijo al flamante ministro de Defensa.
A la salida del acto, en diálogo con los acreditados de la Casa Rosada, Taina dio algunos mínimos lineamientos sobre su nueva gestión. “Tenemos mucho trabajo por delante, que va a ser la continuidad de lo que se estaba haciendo. Le vamos a dar prioridad a la subordinación de las Fuerzas Armadas al poder político, al reequipamiento y a la capacitación de sus miembros”, afirmó.
En el acto estuvieron presentes los jefes de las Fuerzas Armadas. Un gesto de respaldo para el inicio de la nueva gestión. Se ubicaron en las últimas filas de la platea el jefe del Estado Mayor Conjunto, general de División Juan Martín Paleo; el jefe del Ejército, general de División Agustín Humberto Cejas; el jefe de la Armada, vicealmirante Julio Horacio Guardia y el jefe de la Fuerza Aérea, Brigadier Xavier Julián Isaac.
Invitación
Taiana se movió rápido y los invitó a formar parte de su primer acto como ministro de Defensa. Será hoy en la ceremonia central que se desarrollará en la Base Aérea Militar Morón, como parte del 109° Aniversario del 10 de agosto, Día de la Fuerza Aérea Argentina. Gestos concretos para mostrar acercamiento a las Fuerzas Armadas en el inicio de la gestión.
El segundo en jurar fue “Juanchi” Zabaleta. El intendente de Hurlingham, que tomó licencia en el municipio para asumir en el ministerio de Desarrollo Social, se convirtió en uno de los hombres de confianza del Presidente durante los últimos años. “Se ganó mi afecto, mi cariño y mi respeto durante estos años en que trabajamos juntos”, definió el Jefe de Estado. Formará parte del “albertismo”, esa mesa política abstracta que existe dentro del Frente de Todos.
La despedida a Daniel Arroyo fue afectuosa, pero escondió la crueldad que suelen tener los finales de época en la política. “Cuando Daniel me anunció su decisión de ser candidato a diputado por la provincia de Buenos Aires pensé en “Juanchi””, dijo el Presidente. El ex ministro de Desarrollo Social quedó ubicado en el puesto 12 de la lista, cuando todo indicaba que iba a ir en el tercero o cuarto. En el Gobierno daban por terminada la etapa de Arroyo antes de su llegada a las listas.
El acto de jura se realizó en el Salón Blanco, donde históricamente juraron los ministros. Fue una señal que partió desde el interior del Gobierno y tiene un claro significado: la etapa de la pandemia se terminó. Hay un cambio de época. Durante el último año y medio todos actos habían sido en el Museo del Bicentenario y con distancia social. En el acto de este martes las distancias se acortaron entre todos los presentes.
En el primer piso del salón se ubicaron un puñado de intendentes del conurbano que aplaudieron con fervor la llegada de Zabaleta al Gobierno. Estuvieron los jefes comunales Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas), Mayra Mendoza (Quilmes), Martín Insaurralde (Lomas de Zamora), Mariano Cascallares (Almirante Brown) y Andrés Watson (Florencio Varela). El nuevo ministro tuvo el respaldo de sus pares del conurbano.
También estuvo Fernando Espinoza (La Matanza) con quien Zabaleta había mantenido una tensa disputa por la presidencia de la Federación Argentina de Municipios (FAM). Al final del camino, en el peronismo siempre prima la unidad. Por conveniencia o por convicción.