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jueves, noviembre 21, 2024
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Afganistán: el sonido de la voz de las mujeres en espacios públicos estará penado por ley

APARTHEID POR MOTIVOS DE GÉNERO

La nueva legislación aumenta las ya insoportables restricciones sobre los derechos de las mujeres y niñas afganas, llegando al punto de considerar una violación moral el simple hecho de que una voz femenina se escuche fuera del hogar. Desde que los talibanes retomaron el control de Afganistán en 2021, son sometidas a un régimen de discriminación extrema y sostenida, que busca eliminarlas de la vida pública y privarlas de sus derechos fundamentales.

De la Redacción de EL NORTE
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Las autoridades de facto talibanas anunciaron la ratificación de una “Ley sobre la Promoción de la Virtud y la Prevención del Vicio”, con 35 artículos que detallan restricciones significativas para la población afgana, acompañadas de mecanismos de aplicación arbitrarios y potencialmente graves. La nueva legislación aumenta las ya insoportables restricciones sobre los derechos de las mujeres y niñas afganas, llegando al punto de considerar una violación moral el simple hecho de que una voz femenina se escuche fuera del hogar.

Por su parte, las mujeres afganas han decidido no callar ante la prohibición del régimen talibán de prohibir el sonido de su voz en público. Lo han hecho publicando en las redes sociales videos en los que se las ve cantando. 

“Nuestra voz no es Aurat (privada) y tentadora, tus ojos fabrican tentaciones”, “mi rostro no es tentación, tus ojos fabrican tentaciones”, son algunas de las proclamas que cantan una decena de mujeres –algunas con el rostro tapado– en uno de los videos que circulan en las redes. Las mujeres pronuncian estas frases mientras sostienen carteles con el rostro tachado del líder supremo de los talibanes, el mulá Hibatullah Akhundzada, que terminan partiendo por la mitad.

CANTO, DERECHOS Y REIVINDICACIONES

En los videos aparecen desde mujeres en solitario hasta grupos de varias afganas. Todas reivindican su derecho a hablar o a mostrar su rostro en público. “Los talibanes han impedido mi voz, mi rostro, mi mirada y mi presencia. Ven y sé mi voz por última vez y di: Mujeres, vida y libertad”, se escucha en otro fragmento del video.

Además de prohibir el sonido en público de la voz de las mujeres, el Gobierno de facto de los talibanes en Afganistán, a través del todopoderoso Ministerio para la Propagación de la Virtud y la Prevención del Vicio, ha ratificado una ley que entierra a las afganas. Esta ley obliga a las mujeres a cubrirse el rostro y el cuerpo para no “provocar tentaciones”. 

Las afganas no pueden hablar ni cantar ni recitar, y mucho menos hacerlo frente a micrófonos. 

RECLUIDAS EN EL ÁMBITO PRIVADO 

Desde su llegada al poder, en agosto de 2021, los talibanes han impuesto un goteo implacable de prohibiciones contra las mujeres que las empujan a quedar cada vez más recluidas en el ámbito privado, a imagen de lo que sucedió durante el anterior régimen talibán, entre 1996 y 2001.

Estas limitaciones incluyen la prohibición de la educación secundaria y superior femenina, o que las afganas desempeñen la mayoría de trabajos. 

Los talibanes justifican estas medidas bajo el amparo de la interpretación que hacen de la sharia o ley islámica.

Entre las restricciones más severas se incluyen la segregación por sexos en lugares públicos. Además, las mujeres ya no pueden viajar largas distancias sin estar acompañadas por un familiar masculino.

En diciembre de 2022, se implementó la prohibición de que trabajen en ONG, en la ONU y estudien en la universidad, sumándose a la prohibición previa de la educación secundaria femenina. También se les ha vetado el acceso a los salones de belleza, eliminando uno de los pocos espacios donde podían interactuar y encontrar cierta autonomía.

A esta larga lista de restricciones se suma una nueva amenaza: en marzo de 2024 los talibanes plantearon públicamente la posibilidad de reinstaurar la lapidación como castigo para las mujeres acusadas de adulterio, una práctica brutal que marcaría un regreso a los métodos más extremos del régimen fundamentalista anterior.

EXCLUIDAS DEL SISTEMA EDUCATIVO

Según un informe reciente de ONU Mujeres, desde agosto de 2021, el 98% de las mujeres afganas aseguran tener una influencia limitada o nula en las decisiones de sus hogares y comunidades. No se permite que ocupen cargos de liderazgo en ningún nivel de gobierno, y su presencia en las estructuras que controlan los talibanes se limita a roles de vigilancia sobre otras mujeres.

En los últimos tres años, a 1.1 millones de niñas se las excluyó del sistema educativo formal a nivel secundario, y aunque las escuelas primarias permanecen abiertas para ellas, la matrícula ha disminuido drásticamente debido a la inseguridad y las normas sociales restrictivas.

Esta pérdida de derechos sin precedentes ha devastado el bienestar emocional y psicológico de las afganas. ONU Mujeres informa que el 68% de las encuestadas consideran que su salud mental es mala o muy mala y el 8% ha presenciado intentos de suicidio entre otras mujeres o niñas en su comunidad.

Las restricciones también afectan a las periodistas, quienes no pueden trabajar con hombres ni desplazarse sin un acompañante masculino. Entre el 80% y el 90% de ellas han perdido sus empleos desde la toma del poder de los talibanes, muchas eran el único sostén de sus familias.

Desde que los talibanes retomaron el control de Afganistán en 2021, se extendió el uso del concepto de apartheid por motivos de género, el cual destaca cómo las mujeres afganas son sometidas a un régimen de discriminación extrema y sostenida, que busca eliminarlas de la vida pública y privarlas de sus derechos fundamentales.