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viernes, diciembre 13, 2024
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AES: una historia que alimenta el desarrollo de la Argentina

AES, UN POTENCIA EN MATERIA DE GENERACIÓN DE ENERGÍA

La construcción de la Central Térmica San Nicolás comenzó en 1950, aunque fue en 1956 cuando empezó a operar. El 18 de mayo de 1993 fue adquirida por AES, a partir de lo cual numerosas obras e inversiones potenciaron su producción. Hoy es una de las plantas más versátiles del país y ejemplo en el mundo.

Inicio de obra de la usina de Central Térmica (Colección: Rocío Solé). IMAGEN FOTOTECA SAN NICOLÁS

De la redacción de EL NORTE
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La historia de Central Térmica San Nicolás comenzó en 1950, cuando luego del proceso de licitación llevado a cabo por el Estado nacional inició la construcción de la planta. No obstante, fue en octubre de 1956 cuando se puso en marcha su operatoria a través de los bloques a carbón 1 a 4, de 75 MW cada uno, los cuales conformaban la llamada Súper Usina de 300 MW.

En 1983 se inauguró el bloque 5, con capacidad para quemar carbón, fuel oil y gas, con una potencia de 350 MW. Desde entonces, numerosas obras e inversiones fueron ejecutadas con el fin de potenciar la producción.

Originalmente, cuando solo poseía cuatro generadores instalados por empresas de origen alemán se la denominaba “Súper Usina” y comenzó su operación en 1957 con 300 MW. Fue en 1993, cuando AES, al adquirir Central Térmica San Nicolás, realizó su primera inversión fuera de los Estados Unidos.

El bloque Nº 7 produce 330 MW. El bloque Nº 4 a fueloil genera 70 MW, mientras que el bloque Nº 2, a carbón genera 55 MW. ​En 2004 se incorporó el arranque en negro (black start) de 25 MW que elevó la potencia instalada a 675 MW y ese mismo año la planta obtuvo la certificación ISO 14000.

En 2006 anunció una inversión de 30 millones de pesos para ampliar la capacidad de generación obras en cuatro de los cinco bloques con que cuenta, lo cual permitió incrementar la capacidad en 100 MW adicionales, se incorporó una tercera grúa de 27 toneladas que permitió ampliar la capacidad de descarga del puerto y se instaló un nuevo sistema de reducción de emisiones,​ concluyendo los trabajos un año después.

Hoy en la actualidad la Central Térmica San Nicolás es una de las plantas más versátiles del país. En 2006 llegó a 1.550.000 horas-persona de actividad sin pérdidas de días de trabajo y generó 2000 GWh.

La llegada

En el inicio de la década del 90, la Argentina se encontraba inmersa en un proceso de privatizaciones de sus empresas estatales. La región ya había vivido el conflicto por la venta de Somisa, en 1991; y a mediados de 1992 comenzaron a circular los comentarios sobe la privatización de Agua y Energía, que incluía (obviamente) a la Central Termoeléctrica San Nicolás.

Por entonces trabajaban en la empresa algo más de 650 empleados. Se temía el inicio de un proceso de “retiros voluntarios” para achicar la plantilla de personal. Esto hizo que el gremio de Luz y Fuerza (comandado por el entonces secretario general Carlos Garavaglia) comenzara una lucha por tratar de evitar la privatización de la Central Termoeléctrica San Nicolás. En ese marco, uno de los episodios más recordados fue el corte de la Ruta 9 para oponerse al traslado de dos maquinarias.

De todas formas, la privatización siguió su curso, y a fines de 1992 se realizó el primer acto de apertura de sobres correspondiente a la privatización de la Central Termoeléctrica San Nicolás.

Licitación

En la primera etapa de apertura de sobres realizada el 4 de diciembre de 1992, el único consorcio que había preclasificado era el integrado por la estadounidense AES, la española Endesa y el grupo SADE Ingeniería S.A. Sin embargo, cuando el 15 de diciembre se realizó el acto de apertura de sobres, nadie presentó oferta económica. En aquel momento la crónica periodística indicaba que la no presentación de ofertas obedecía a disidencias internas en el consorcio. El encargado de comunicar la “mala nueva” fue Haroldo Grisanti, interventor de Agua y Energía. Por su parte, el directivo de AES presente en el acto adelantaba: “Nos presentaremos a la segunda vuelta”. Algo que efectivamente iba a ocurrir unos meses después.

Por tal motivo, se puso nuevamente en marcha el proceso de elaboración de pliegos, venta, preclasificación y presentación de ofertas. Así, cuando el 31 de marzo de 1993 debía llevarse a cabo el segundo acto de apertura de sobres con oferta económica, había cuatro grupos que podían hacerlo:

La mejor oferta correspondió al consorcio integrado por la empresa estadounidense AES y la constructora argentina Ormas, con una propuesta de pagar 66.100.000 dólares.

El consorcio ganador lo conformaban la estadounidense AES con un 81% y la constructora argentina Ormas con un 19%. Esta sociedad adquirió entonces el 88% del paquete accionario de Central Térmica San Nicolás de Agua y Energía, mientras que el 12% restante quedó para los trabajadores en función del Programa de Propiedad Participada.

De los poco más de 66 millones de dólares ofertados por los ganadores, 10 millones tenían que pagarlos en efectivo y el resto sería saldado con títulos de la deuda pública. Los compradores de la central debían hacerse cargo, además, de un pasivo de 46 millones de dólares y de una deuda con el personal transferido de aproximadamente 4 millones de dólares.

Posteriormente, antes del acto de traspaso de propiedad se sumaron al consorcio otras dos firmas estadounidenses: CMS y CEA. Pero tal como lo establecían los pliegos, AES y Ormas debían mantener el 51% del paquete accionario.

Desembarco formal

El acto en que los nuevos dueños privados tomaron posesión efectiva de la Central Termoeléctrica se realizó el 18 de mayo de 1993, a las 15.00 en el Salón de los Espejos ubicado en el 9º piso  del edificio que la empresa Agua y Energía tenía en la Capital Federal (sobre calle Leandro N. Alem. 1134).

Allí se dieron cita las más altas autoridades de Agua y Energía, y la plana mayor del consorcio que pasaba a conducir la unidad de generación. Entre los directivos presentes en aquel momento se encontraban el presidente del Directorio, Francisco Eduardo Bobadilla, y el Sr. Juan Carlos Losteau Bidaut (representante del consorcio ganador).

El traspaso formal de la Central Térmica San Nicolás incluyó varios pasos. Primero se leyó y firmó el acta correspondiente a la venta del 88% del paquete accionario de la empresa (ya que el 12% restante quedaba en poder de los trabajadores, merced al Programa de Propiedad Participada). El consorcio ganador pagó por dichas acciones 66 millones de dólares, discriminados en 10 millones abonados al contado antes del traspaso, y 56 millones en títulos de la deuda pública externa y nacional.

Además, el consorcio ganador se hizo cargo de una serie de pasivos por 100 millones de dólares. Entre ellos una deuda de 15 millones con Gas del Estado, otra de 20 millones con el Banco Nación, y la deuda de aproximadamente 4 millones con los trabajadores.