Por primera vez en la historia, las personas mayores de 60 superan a los niños menores de 5 años, lo que plantea nuevos desafíos.
El número de personas mayores de 60 años y su proporción dentro de la población general no deja de aumentar. Esta transición demográfica se presenta en todo el mundo, sin embargo, tiene mayor celeridad en América Latina y el Caribe.
Más del 8% de la población ya tenía 65 años o más en el 2020 y se estima que ese porcentaje se duplicará para el 2050 y superará el 30% para finales de siglo. Por primera vez en la historia, en el 2020, las personas de 60 años superaron a los niños menores de 5 años y para el 2050 se estima que esa cifra será más del doble.
“Argentina estima que para el año próximo esa población llegará a los 7 millones de habitantes”, destacó Inés Morend, médica especialista en medicina interna y especialista en terapia intensiva.
Esta generación será parte importante del desarrollo de todos los países en los próximos años. ¿La clave?, el envejecimiento saludable. La “Década del Envejecimiento Saludable (2021-2030)” se estableció por la Asamblea General de las Naciones Unidas en la búsqueda de mejorar la vida de las personas mayores, sus familias y sus comunidades.
Las oportunidades que se presentan con el aumento de la longevidad dependen en gran medida de la habilidad para desarrollar y mantener a edades avanzadas la capacidad funcional que hace posible el bienestar. Cuando las personas viven con buena salud contribuyen al fortalecimiento de las sociedades; por el contrario, si estos años adicionales están dominados por la mala salud las implicaciones para las personas mayores y para el conjunto de la sociedad son mucho más negativas. Envejecer con calidad de vida, vivir de manera activa y satisfactoria, manteniendo la salud física, mental y social.
“Se trata de conservar todas las capacidades intrínsecas, esto es, lo funcional, lo mental, la vista, el oído. Pero sobre todo, la capacidad de inserción de ese individuo en un entorno social, económico y político”, detalló Julio Nemerovsky, especialista en Clínica Médica y Geriatría y ex Presidente de la Sociedad Argentina de Gerontología y Geriatría.
Sus declaraciones se dieron durante el encuentro “Caminando el futuro” organizado por CSL Seqirus en el marco del mes del adulto mayor. Y agregó: “¿Cómo debe ser tratada una persona mayor?, igual que el resto de la población, pero respetando las características propias del proceso de envejecimiento. Existen derechos vinculados con esta etapa de la vida que deben ser garantizados.”
“Esta generación, además, no va a ser una generación recluida, sino que va a ser una generación productiva. De hecho, en el hemisferio norte, se calcula que para el 2030, el motor del crecimiento del producto bruto interno, van a ser los mayores de 60 años”, amplió la doctora Morend.
La “generación plateada” son hombres y mujeres de más de 60 años que son activos y/o buscan serlo, tienen responsabilidades y ocupan un rol trascendental en la economía que se viene.
La importancia de la prevención
Para promover el envejecimiento saludable es importante no solo la detección y tratamiento oportuno de enfermedades sino también la prevención para estar atentos y actuar en consecuencia.
“Hoy en día tenemos elementos fundamentales para la prevención, sobre todo de enfermedades transmisibles” enfatizó Nemerovsky. “Recordemos que en nuestro calendario está incluida la vacuna antigripal adyuvantada para mayores de 65 años y la antineumocócica. Y que durante las epidemias de Covid y H1N1, uno de los grupos más afectados por ambas fueron los adultos mayores”, ejemplificó Morend. “Las tasas de contagio eran las mismas, la respuesta inmune era diferente”, reforzó Nemerovsky.
El sistema inmunológico atraviesa cambios a lo largo de la vida: evoluciona desde una fase de desarrollo y adaptación en bebés y niños, alcanza su máxima madurez en la adultez y experimenta una disminución gradual de funciones durante la edad adulta. A partir de los 50 años, hay una disminución gradual en la función del sistema inmunológico, conocida como inmunosenescencia. Hay una pérdida en la capacidad de respuesta del sistema inmune, no solo frente a las vacunas, sino también frente a las infecciones.
El adyuvante MF59 incluido en la vacuna antigripal adyuvantada, es una sustancia natural que potencia la respuesta inmunitaria del organismo contra la influenza y juega un rol fundamental para obtener una respuesta inmune más fuerte, duradera y más amplia, especialmente entre aquellos con inmunidad debilitada.
“Específicamente para el adulto mayor la vacuna antigripal impacta fuertemente en la disminución de las tasas de internación, y si se interna, en las tasas de mortalidad asociadas. Pensemos que la tasa de mortalidad de los adultos mayores está asociada a enfermedad cardiovascular, básicamente eventos de trombosis como accidentes cerebrovasculares o accidentes vasculares coronarios. El hecho de tener una influenza y no estar vacunado triplica este efecto, aumentando el riesgo de muerte o discapacidad”, explicó Morend.
Un estudio de UTHealth Houston, publicado en el Journal of Alzheimer’s Disease, indica que el antecedente de vacunación contra la gripe podría reducir en un 40% el riesgo de desarrollar Alzheimer. La investigación, que comparó a casi dos millones de personas mayores de 65 años vacunadas y no vacunadas, reveló que solo el 5,1% de los vacunados desarrolló la enfermedad frente al 8,5% de los no vacunados durante un seguimiento de cuatro años.