Adriana es una abuela acróbata -como ella se autodenomina- de 62 años. A través de las redes, comparte sus entrenamientos, invitando a personas de cualquier edad a no desanimarse por aquello que pueda parecer un límite en la propia vida.
“Que nada te impida cumplir tus sueños. Acróbata, abuela, docente, ingeniera. 62… y por muchos años más!”, dice el perfil de Instagram de Adriana, la abuela acróbata, en donde sube videos y fotos de sus momentos de entrenamiento.
Adriana Delle Donne tiene 62 años, es ingeniera civil, docente universitaria y doctora en Dirección Empresarial, madre y abuela. Y contra toda expectativa sobre alguien de su edad, practica acrobacia hace 7 años y sube ese tipo de historias a las redes.
Invitada por su hija, Adriana comenzó a hacer acrobacia y, como cualquier actividad nueva (a cualquier edad), fue un proceso al principio muy lento, “hasta que uno desarrolla toda la fuerza y todos los músculos que se necesitan poner en juego en esta actividad”, afirma. Esta abuela acróbata sostiene que lo importante es no desanimarse, no pensar “eso no es para mí” cuando no nos sale algo, sino insistir.
Un modo de inspirar que tiene Adriana es su cuenta de Instagram, donde comparte los movimientos, pruebas y desafíos que hace en acrobacia. Su profesor y director de la escuela Tela Circo, Brian Maidana, la impulsó a mostrar lo que hacía para ayudar a otras personas a animarse a realizar actividades como esa. “Tenés que mostrar que sos abuela y sos acróbata, y que eso se puede”, le dijo a Adriana su profe de acrobacia. Esta mujer no sentía que podía declararse una acróbata, pero Brian la convenció de que lo era (porque lo es) y ella lo demostró en las redes sociales, tanto de Instagram como de Facebook y TikTok.
Muchos de los comentarios que la abuela acróbata recibe a través de las redes le recuerdan que es una inspiración. “Me llena de alegría cuando otras personas que también superaron los 50 o más me muestran lo que hacen y de a poquito se animan”, declara Adriana. Además, tiene seguidores de Europa, México y Estados Unidos. Acróbatas más jóvenes le han dicho que pensaban que a los 30 o 40 años tendrían que dejar la actividad, pero que al ver lo que ella podía hacer a sus 60 y tantos, se alegraban de una posible larga vida en su profesión.
“No solo las personas mayores de 60 se sienten limitadas por la edad, hay otras que tienen menos edad, pero se sienten limitadas por el físico; otras se sienten limitadas por el peso o porque creen que no pueden hacer determinada actividad”, dice Adriana, aclarando que la edad es un factor más, como lo puede ser cualquier condición física. “A todas esas personas yo les digo que tienen que insistir, tienen que seguir haciendo la actividad, si realmente es lo que les gusta, no hay que bajar los brazos”, agrega. Paciencia, tolerancia a la frustración, perseverancia y aceptar tanto límites como posibilidades son los ingredientes que la abuela acróbata recomienda a personas de todas las edades que pretenden iniciar cualquier actividad.