“El Juzgado seleccionó a los pretensos adoptantes –un matrimonio– de acuerdo a las características de las niñas. Empezaron a tener contacto mediante videollamadas, encuentros en el Hogar, salidas a espacios de la ciudad. Cuando el vínculo se estaba construyendo de manera positiva tuvieron la posibilidad de comenzar a vivir juntos, con la emoción de ellas de ir con una familia dispuesta a cobijarlas y darles amor”, expresó la directora y licenciada en Servicio Social Clarisa Schmunck.
Rocío Vega
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La problemática de la adopción es compleja. Como lo adelantó EL NORTE, en San Nicolás hay 20 chicos y chicas en condiciones de adoptabilidad. La directora del Hogar San Hipólito y licenciada en Servicio Social Clarisa Schmunck describió a este medio los procesos por los que atraviesan niños, niñas y adolescentes y compartió la historia de dos hermanas pequeñas que cuando ingresaron al Hogar en 2018, tenían 1 y 3 años. Un mensaje de esperanza.
“Algo que tenemos claro las personas que trabajamos en hogares de niños, niñas y adolescentes es que la permanencia de quienes ingresan debe darse por el menor tiempo posible. Si bien se trata de un entorno que los protege mientras están allí, no es el ámbito propicio para su desarrollo a lo largo de un tiempo prolongado. Por tal motivo, desde el momento en que ingresan a una institución convivencial, se trabaja para restituir su derecho a vivir en el seno de una familia. Ese se convierte en el motor de los abordajes que se realizan desde los equipos técnicos y directivos”, indicó.
“Experiencias movilizantes y significativas”
Schmunck señaló que “cuando es posible trabajar con la familia de origen se piensan estrategias en conjunto con los organismos intervinientes a fin de posibilitar el retorno”. “Cuando ello no se logra, se buscan miembros de la familia ampliada que estén dispuestos a asumir el rol. Si se agotan todas las posibilidades anteriores, se considera que no existen familiares que puedan asumir el cuidado de manera integral. Es el Juzgado de Familia el lugar en el que se determina la situación de adoptabilidad, iniciándose un nuevo proceso. Como institución dedicada a la restitución de derechos de niños, niñas y adolescentes, a lo largo del tiempo hemos transitado muchos procesos de vinculación por adopción, los cuales constituyen algunas de las experiencias más movilizantes y significativas, especialmente por el sentido que conlleva: encontrar una familia y un hogar para alguien que no lo tenía”, manifestó.
La directora de la organización de De la Nación 140 compartió “la historia de dos hermanitas, que ingresaron al Hogar en 2018, cuando tenían 1 y 3 años, respectivamente, como consecuencia de situaciones que vulneraban sus derechos”. “Durante mucho tiempo, se trabajó con su familia biológica dado que –como establece la ley– se deben llevar a cabo todas las acciones tendientes a revertir el contexto que dio origen a la institucionalización y propiciar el retorno al núcleo familiar. El primer tiempo recibían visitas frecuentes de su progenitor, quien manifestaba su intención de volver a asumir el cuidado de sus hijas, disponiéndose a realizar las acciones necesarias para revertir la situación que dio origen a la actual. Por su parte, la progenitora se presentaba en pocas ocasiones, pero sostenía el vínculo con ambas niñas. Pasados los meses, en trabajo articulado con los organismos de niñez y adolescencia, observamos que las medidas tendientes a que los padres asuman su rol de manera responsable, no habían dado resultados, y tampoco habían sido fructíferas las vinculaciones con otros referentes familiares. Por lo cual, habiendo transcurrido aun más tiempo del que por ley se establece para revertir las causas que dieron origen a la medida de abrigo, se piensa en que la mejor estrategia es que ambas niñas sean incluidas en un proceso de adopción a fin de garantizar su derecho a crecer en el seno de una familia”, explicó.
Trabas, tiempos y vinculación
“El tiempo pasaba y legalmente no era posible tal estrategia debido a que se iban presentando trabas que retrasaron la disposición, hasta que en 2020 nos informaron desde el Juzgado que se había logrado la situación de adoptabilidad de las dos. En diciembre de ese año nos indicaron que había dos personas dispuestas a iniciar el proceso de vinculación con ellas. Los profesionales del Juzgado seleccionaron a los pretensos adoptantes de acuerdo a las características de las niñas. Se trataba de un matrimonio que hacía algún tiempo se había anotado en el registro con la intención de adoptar”, contó.
“Así es que empezaron a tener contacto mediante videollamadas, luego encuentros en el Hogar, salidas a espacios de la ciudad. Finalmente, cuando el vínculo se estaba construyendo de manera positiva, las niñas tuvieron la posibilidad de comenzar a vivir junto a los pretensos adoptantes con la emoción de ir con una familia dispuesta a cobijarlas y darles amor. Como todo proceso de adopción, significó esperas, traslados, tiempos, momentos de ansiedad que tanto las niñas como el matrimonio supieron transitar, con el objetivo de ir conformando –poco a poco– una familia. Hoy seguimos en contacto con ellos, quienes con mucha emoción nos cuentan las novedades respecto al proceso: primero la guarda adoptiva, luego el cambio de apellido, y finalmente el DNI. Pero más allá de lo simbólico, nos alegra saber que para ellas se ha cumplido el derecho a crecer y desarrollarse en el seno de una familia”, manifestó la Trabajadora Social.
“El resultado de estos procesos se manifiesta en cada instante, sus miradas, sus caras de felicidad, sus sonrisas, el momento en el que por primera vez dicen ‘mamá’ o ‘papá’, cuando preguntan cuándo van a ir a vivir a su ‘nueva casa’. Es, para ellos y ellas, el comienzo de una nueva etapa en la que vuelve a tener sentido esa palabra tan importante para cada uno de nosotros: familia”, concluyó.
En Argentina hay 2199 chicos y chicas que esperan una familia
Según datos recientes de Unicef y la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia, en la Argentina hay 2199 chicas y chicos en situación de adoptabilidad decretada, y casi la mitad son bonaerenses o porteños.
El 75% tiene entre 6 y 17 años y más de un 10% presenta algún tipo de discapacidad o enfermedad permanente.
Es una realidad que no se corresponde con la disponibilidad adoptiva de la gran mayoría de los postulantes admitidos en los registros del país, de los cuales el 27% solo aceptaría niños de hasta 7 años; un 19%, de hasta 8; mientras que apenas el 0,45 % de los legajos se encuentra disponible para mayores de 13.
San Nicolás
En San Nicolás, los únicos lugares donde se alojan niños, niñas y adolescentes en condiciones de adoptabilidad son el Hogar Convivencial ‘El Amanecer’ y el Hogar ‘San Hipólito’. No todos los niños y niñas que viven allí están en condiciones de adoptabilidad.
“La situación en la ciudad es que no hay tantas familias dispuestas para la adopción. En su mayoría están inscriptos para niños pequeños y prácticamente no hay familias para niños y niñas por arriba de los 10 años”, explicó a EL NORTE José Pablo Correa, psicólogo en la coordinación del Servicio Local de Niñez y Adolescencia de San Nicolás (PRODENyA).
Cómo inscribirse
El proceso de adopción es solicitado por los Servicios Locales al Juzgado de Familia. Cuando el Juzgado lo determina continúa un proceso legal, que es acompañado por los Servicios Locales, Asesorías y los Hogares.
Las personas interesadas en adoptar se deben inscribir en el Registro de Adoptantes que corresponde al domicilio o en los Juzgados de Familia. La inscripción convierte a la persona en postulante. Para elegir al adoptante, se tendrá en cuenta el interés del niño, niña o adolescente por sobre el del adulto.
Más información en https://www.argentina.gob.ar/justicia/adopcion.