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A CINCO AÑOS DEL INCENDIO EN LA CATEDRAL

El 26 de enero del 2017, un voraz incendio intencional destruyó el interior de la Catedral de San Nicolás de Bari. Parte del patrimonio histórico quedó devastado. Mauro Sosa junto a un menor habrían sido los autores. Sosa fue condenado.

De la redacción de EL NORTE
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Eran casi las tres de la tarde de un jueves agobiante de verano, la hora de la siesta transcurría con tranquilidad en la ciudad.

La Plaza Mitre se encontraba poco menos que deshabitada, unas pocas personas circulaban buscando protegerse del calor de ese día.

Un silencio, una calma como la que precede a las grandes tormentas, fue la antesala de lo que sucedería apenas segundos después.

De pronto, un video comenzó a circular y a replicarse con la velocidad de la incredulidad y del asombro, era de fuego. En la filmación podía verse a la Catedral, a su antigua construcción de 25 metros de largo por 15 de ancho, ardiendo mientras se fundía con ella parte de nuestra historia. 



Las llamas y sus gruesas columnas de humo podían verse desde la calle. Las sirenas, el estupor, el miedo a la expansión del fuego ganaron pronto la ciudad.

En poco tiempo el incendio destruyó el altar principal y el cielorraso. Arruinó las paredes y los elementos de madera del templo. Piezas históricas como la imagen de San Nicolás de Bari, que tenía aproximadamente 200 años, se redujeron a cenizas. También se quemó el órgano, que era antiguo y de un valor histórico muy importante.

Rápidamente el fuego llegó hasta los techos e hizo temer por un posible derrumbe cuando ganó el campanario.

Los bomberos llegaron rápidamente, pero las llamas ya habían avanzado dentro del antiguo edificio que fuera reconstruido en el final del siglo XIX, luego de que el estallido de un polvorín aledaño la destruyera por completo en 1852.

Seis dotaciones de bomberos, cinco de San Nicolás y una de Villa Constitución,  trabajaron incesantemente durante más de dos horas, hasta que lograron sofocar el fuego que cesó dejando el penoso saldo de la pérdida de gran parte de nuestro patrimonio cultural e histórico.



Con alivio se comprobó que no se habían registrado víctimas.

Apenas finalizada la tarea, el paso siguiente era determinar las causas del incendio.

La Policía Científica y los bomberos debieron esperar a que se enfríe el edificio para comenzar a realizar las pericias y encontrar el origen del foco ígneo.

Pericias e investigación

En principio la investigación apuntó a alguna clase de desperfecto eléctrico en la zona donde estaba ubicado el órgano del templo, pero a medida que avanzaba se confirmaron las peores sospechas, el incendio había sido intencional. 

El informe elaborado por Policía Científica, bomberos y peritos de La Plata determinó que el inicio del proceso de combustión se debió al aporte de una fuente de energía de activación sobre los materiales combustibles. 

El documento preliminar elaborado por los peritos descartaba la posibilidad de un desperfecto eléctrico como origen del incendio al tiempo que desestimaba que lo haya provocado un artefacto a gas.



A partir de estos resultados se da inicio a una investigación para dar con los responsables del repudiable hecho, que había herido y conmocionado los sentimientos de la población en general. 

El templo no tenía cámaras de seguridad, pero la policía buscó filmaciones que se hubieran registrado en los alrededores en busca de sospechosos.

La investigación recayó en la UFI Nº 3 a cargo del fiscal Julio Tanús.

Resultado de la investigación

La consulta de las cámaras de monitoreo y las de locales comerciales de la zona fueron claves para dar con los autores del hecho. En ellas puede verse a dos personas ingresando a la Catedral minutos antes del incendio, y saliendo luego ya con el fuego consumado. 



En tanto, algunos testigos dijeron haber visto a tres hombres burlándose del incendio. Las cámaras externas del edificio captaron a dos personas de características similares a las descriptas en los testimonios.

 Una vez identificado a los sospechosos y al momento en el que iban a ser citados a declarar, se presenta de forma voluntaria en la Comisaría Primera un jovencito de 16 años afirmando que junto a un amigo, habrían sido los autores del incendio que causó los graves daños en la Catedral.

Poco después identifican a Mauro Sosa, quien sería el coautor del hecho.

La sentencia 

Mauro Sosa fue detenido y permaneció en esa condición durante ocho meses. Luego, por decisión del juez Anselmo González, fue excarcelado.

Una vez en libertad habría vuelto a delinquir cometiendo un ‘robo simple’ y luego uno ‘calificado’, para luego quedar detenido nuevamente por ese hecho.



Finalmente, Sosa fue declarado culpable por la jueza Laura Fernández, quien lo consideró coautor penalmente responsable del delito de incendio con peligro común para los bienes en los términos del artículo 186, inciso primero del Código Penal.

La jueza consideró como “agravante, la extensión del daño causado, habiéndose destruido parte del acervo cultural y religioso de la ciudad y haber herido la sensibilidad de los católicos”.

Sosa fue condenado en un juicio abreviado a tres años y seis meses de prisión de efectivo cumplimiento.

El coautor, menor al momento del hecho, continuó en libertad.