El piloto brasileño admiraba al Chueco, quién tenía un respeto mutuo hacia él.
Hoy se cumplen 30 años de la desaparición física de Ayrton Senna, quien no solamente ha sido un ídolo del automovilismo para los brasileños: los fanáticos argentinos siempre le tuvieron mucho aprecio y uno de los mejores corredores de la historia como lo fue Juan Manuel Fangio entabló una gran amistad con él que trascendió las nacionalidades.
Cabe destacar que Fangio logró cinco títulos mundiales y que está considerado como el “Padre de la Fórmula 1”, mientras que Senna fue tricampeón y quien sabe si no habría podido lograr alguna corona más en caso de haber esquivado la muerte en aquel fatídico Gran Premio de San Marino en 1994.
El primer encuentro que tuvieron ambos pilotos se dio en mayo de 1984 cuando la marca alemana Mercedes-Benz organizó la “Carrera de las Estrellas” en el circuito corto del mítico autódromo Nürburgring. En esa competencia participaron los mejores pilotos en la historia de la Fórmula 1 como Niki Lauda, Keke Rosberg, Carlos Reutemann, Jacques Laffite, James Hunt, Alan Jones y Jack Brabham, entre otros.
Senna, que ese año estaba debutando en la Máxima con la escudería Toleman, no se encontraba entre la nómina de competidores, pero Emerson Fittipaldi se terminó bajando de la carrera para irse a competir a las 500 millas de Indianápolis y el piloto paulista ingresó por la ventana.
Para sorpresa de todos, Senna se impuso en esa competencia de autos bajo techo relegando al segundo lugar al histórico Niki Lauda, mientras que en el tercer puesto quedó Lole Reutemann, completando la presencia sudamericana en el podio. Al finalizar la carrera Fangio, que había sido un invitado de honor para presenciarla, se acercó a Senna y le dijo: “Ahora entiendo porqué la gente habla bien de vos”.
Cinco años más tarde el Chueco y Senna volvieron a encontrarse durante el Gran Premio de México ´89 en un evento organizado por una tabacalera que auspiciaba a McLaren, la escudería en la que competía el brasileño, y la buena química continuó fluyendo. De hecho, los llamados telefónicos entre ambos comenzaron a ser cada vez más regulares y se comenta que Senna le pedía consejos a Fangio, quien felizmente se los daba.
Ya para 1990 la Fórmula 1 cumplió 500 carreras de historia en el Gran Premio de Adelaida, Australia, y para celebrarlo las autoridades de la Máxima armaron una foto con grandes corredores y excorredores que pasaría a la historia.
En la nómina de personalidades figuraban James Hunt, Jackie Stewart, Nelson Piquet, Jack Brabham, Denny Hulme y en el centro de la toma se colocaron Senna y Fangio. Esa imagen fue muy recordada porque el piloto brasileño tomó la mano del Chueco y la colocó en alto, simulando una pelea de box y dejando en claro que era el mejor de la historia.
La amistad continuó creciendo con el paso del tiempo y en 1991 Ayrton Senna se tomó un vuelo transportar desde Australia, donde terminaba la temporada de la Fórmula 1, para visitar a Fangio y cenar con él en Buenos Aires. Ese año el piloto paulista había obtenido el tricampeonato con McLaren y pasaba por el mejor momento de su carrera.
También es sabido que en su oficina de San Pablo Ayrton tenía colgada una foto grande de Fangio y otra más pequeña, en la que se podía observar a los dos corredores juntos, que estaba autografiada y llevaba una dedicatoria del piloto argentino.
Su última foto juntos se produjo en el Gran Premio de Brasil 1993, en el que Senna logró su segunda victoria en la Fórmula 1 en tierras paulistas, relegando al segundo puesto a Damon Hill y al tercero a Michael Schumacher. Para sorpresa de todos, Fangio se subió al podio para entregarle el trofeo de vencedor a Ayrton y el Chueco le hizo el gesto del “1” con su dedo al brasileño, quien luego se fundió en un cálido abrazo con él.
Quienes conocen a Senna aseguran que no tenía pensado superar a Fangio en cantidad de títulos y que si eventualmente hubiera llegado a conquistar cinco coronas se hubiera retirado de la actividad.