El 27 de junio de 1994 se confirmó el doping de Maradona en el Mundial de Estados Unidos, dos días después de la victoria 2-1 ante Nigeria. Un momento tan triste como icónico en la carrera del Diez.
Diego Maradona estaba feliz. Su memorable actuación ante Nigeria y el inolvidable gesto de Caniggia en la previa al segundo gol argentino, habían redondeado una tarde soñada en el Estadio Foxboro, a 35 kilómetros de Boston.
La Selección venía de golear 4-0 a Grecia y ante el equipo africano logró una remontada épica, posocionando a la Selección Argentina en el lugar de gran candidato a quedarse con la Copa del Mundo. Pero nadie sospechaba lo que sucedería una vez concluido el partido, cuando una enfermera se llevó a Diego de la mano hacia el control antidóping.
El 27 de junio de 1994, tan solo dos días después de la victoria ante el equipo africano, se confirmó que Diego Maradona había dado positivo en cinco sustancias prohibidas: efedrina, norefedrina, seudoefedrina, norseudoefedrina y metaefedrina.
Después de la confirmación del positivo, entre lágrimas, un Diego Maradona devastado le entregó a Adrián Paenza una de las frases más “Maradonianas”: “No quiero dramatizar, pero creeme que me cortaron las piernas”.
El escándalo eclipsó el rendimiento del equipo del Coco Basile en el torneo y afectó profundamente su desempeño. Argentina no logró avanzar más allá de los octavos de final, siendo eliminado por Rumania en un partido disputado el 3 de julio en Palo Alto. Fue una temprana despedida para una selección que tenía grandes expectativas y esperaba repetir lo alcanzado en el Mundial de 1990.