La menor de 12 años despareció de manera misteriosa un 1º de mayo de 2007. Su cuerpo fue hallado un mes después en un descampado con signos de haber sido asesinada. El presunto homicida no fue condenado por el hecho pero murió en prisión por el crimen de otra menor ocurrido unos años mas tarde
De la redacción de EL NORTE
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Se cumplen 16 años de la desaparición de la niña Débora Gisell González pero a pesar del paso del tiempo aun la herida por los hechos que rodearon el caso sigue abierta.
Débora tenía apenas 12 años cuando despareció tras haber ido de visita a la vivienda de una amiga que vivía en el mismo barrio. Algunas testigos afirmaron haberla visto volver a su casa y saltar el alambrado para entrar. Pero en realidad nunca ingresó. La denuncia por la desaparición fue asentada al día siguiente.
Durante un mes se pegaron afiches con su rostro, la policía acompañada por los vecinos hicieron rastrillajes tratando de encontrarla y hasta llegaron a ofrecer recompensas desde el Ministerio de Seguridad de la Provincia para quien aportara datos. Pero no hubo ninguna noticia de la menor hasta el 31 de mayo de 2017 en que su cuerpo fue hallado por un grupo de chicos que cazaban pajaritos en un campo ferroviario.
Su cuerpo estaba semicubierto por hojas y tierra. Según los peritos, habría sido asesinada el día que desapareció. Débora pertenecía a una familia muy humilde.
Su rastro se perdió el 1º de mayo alrededor de las once de la noche. Ese día la chica había ido a la casa de una amiga y al ver que no volvía sus hermanos fueron a buscarla. Pero no la encontraron.
Los últimos que la vieron habrían sido un nene y una nena que dicen que la chica pasó el alambrado de ingreso a su casa, pero que no lograron ver si logró entrar a la vivienda. Los familiares, en cambio, afirmaron que nunca entró. Su madre hizo la denuncia al otro día, luego de buscarla durante toda la noche. Débora no tenía antecedentes de haberse ausentado de su casa sin autorización.
El cuerpo fue encontrado un mes después en avanzado estado de putrefacción, semicubierto por tierra y hojas , tenía la misma ropa con la que había sido vista por última vez, una campera polar color verde con puños de corderito, pantalón de jean azul, medias celestes y zapatillas rosas.
El detenido
Un amigo de la familia que solía frecuentar la casa de la menor se convirtió en el primer sospechoso de la justicia y fue detenido en las primeras horas posteriores a la desaparición. Pronto lo liberaron por falta de pruebas de que tuviera algo que ver con la misteriosa ausencia de la chica.
Se trataba de Ramon Almirón, el mismo hombre que unos pocos años después asesinó a otra menor de 12 años, Priscilla Schneider. Fue condenado por este hecho y murió en prisión cumpliendo la pena. Pero aunque el caso González se reabrió y se ventiló en el mismo juicio no lograron condenarlo por este homicidio.
El paso del tiempo y la pérdida de pruebas hizo que el crimen de la niña quedara impune.