Emilio Monzó se ha transformado en la figura más requerida por los candidatos presidenciales de Juntos por el Cambio. Todos quieren lograr su fichaje para que coordine sus respectivas campañas electorales. Hasta ahora no se ha comprometido con ninguno y sigue desojando la margarita.
“Emilio está con el pase en su poder y, por ahora, analiza las propuestas que viene recibiendo para ser el armador electoral en el 23”, dicen voceros de Juntos por el Cambio. Horacio Rodríguez Larreta, Patricia Bullrich, Facundo Manes y hasta Gerardo Morales intentan contratar los servicios del exitoso operador político Emilio Monzó. Se ha transformado en la figura más pretendida por todos los presidenciables de la coalición opositora.
Quienes conversan diariamente con el expresidente de la Cámara de Diputados comentan que aún no ha definido en que escudería piensa jugar. Tiene dudas porque no ve claro el panorama electoral dentro de JxC. En todo caso analiza ayudar a la buena convivencia con quienes están anotados para suceder a Alberto Fernández en la Casa Rosada, ser el armador del espacio y trabajar para el que se imponga en las PASO. Incluso, no se anima a descartar una postulación sobre el final de Mauricio Macri.
Del lado de los candidatos la insistencia va en aumento porque consideran que Monzó es el mejor a la hora de coordinar una campaña electoral a nivel nacional y prácticamente se lleva bien con todos los sectores internos. Rodríguez Larreta le viene dedicando tiempo y energía a intentar persuadirlo personalmente y a través de terceros. “A Emilio le hace ruido la falta de volumen político de la mesa chica de Horacio y considera que debe introducir algunos cambios estratégicos y metodológicos”, dicen sus allegados.
De todas formas, Monzó aceptó ayer almorzar con Diego Santilli en la parrilla “El Mirasol” en La Recova. El facilitador del encuentro fue un amigo de ambos con su futuro político instalado en Entre Ríos: Rogelio Frigerio. Durante la comida analizaron el cuadro de situación y fundamentalmente conversaron sobre la provincia de Buenos Aires, distrito que aspira a gobernar el Colorado. Por eso le interesa mucho que su interlocutor se sume a la campaña de Rodríguez Larreta para poder dedicarse de lleno a su candidatura a gobernador bonaerense.
El ex vicejefe de gobierno porteño ha quedado a cargo de la coordinación de la campaña nacional de su jefe político ante las resistencias que generan Fernando Straface y Eduardo Machiavelli en los dirigentes del PRO en el interior. Esa decisión de Rodríguez Larreta demuestra la confianza que tiene en Santilli, pero al mismo tiempo le quita tiempo y energía para construir su proyecto bonaerense.
“El Colo necesita que Emilio lo reemplace en el armado nacional de Horacio y que al mismo tiempo le dé una mano en la provincia de Buenos Aires”, cuentan voceros del larretismo. Por el momento sigue sin aceptar ninguna de las ofertas que ha recibido. Algo similar le ocurrió a Bullrich el martes de la semana pasada cuando cenó con él en la casa del diputado Gerardo Milman. “Mostró la mejor buena voluntad, pero Patricia tampoco logró convencerlo para que se haga cargo de su campaña presidencial”, agrega otro vocero. Pero si trató medir a la presidenta del PRO respecto a su decisión de llegar hasta el final con sus aspiraciones por la jefatura de Estado. “¿Seguro que esta vez no te vas a bajar?”, le pregunto durante la comida.
Simultáneamente Gerardo Morales y Facundo Manes también lo quieren seducir, más teniendo en cuenta que el año pasado jugó con la UCR en la provincia de Buenos Aires en la primaria contra Santilli. Sus vínculos con los radicales están muy afianzados desde sus tiempos en la presidencia de Diputados, aunque tampoco se comprometió con ninguno de ellos hasta que vea un proyecto de poder real dentro de la coalición. “Antes de pensar en las presidenciales hay que enfocarse en las elecciones desdobladas a gobernador en casi todas las provincias, no podemos perder en distritos grandes porque nos puede frenar la inercia ganadora del año pasado”, suele repetirles a sus interlocutores habituales.