El Sr. Juez del Tribunal en lo Criminal Nro. 1, Dr. Cristian Eduardo Ramos, resolvió condenar a Yonathan Emanuel Ortiz, como autor penalmente responsable de los delitos de robo agravado y privación ilegal de la libertad, a la pena de cuatro años y un mes de prisión. Junto a dos socios se colaron en una vivienda de barrio Don Bosco y tras amenazar y atar a la familia se llevaron sus pertenencias.
De la redacción de EL NORTE
[email protected]
El Sr. Juez del Tribunal en lo Criminal Nro. 1, Dr. Cristian Eduardo Ramos, resolvió condenar a Yonathan Emanuel Ortiz, como autor penalmente responsable de los delitos de robo agravado por el uso de arma de fuego cuya aptitud para el disparo no ha sido acreditada y en poblado y en banda, y privación ilegal de la libertad agravada, en concurso ideal, en los términos de los artículos 166 inciso 2do. párrafos 1ro. y 3ro., 167 inciso 2do., 142 inciso 1ro. y 54 del Código Penal, a la pena de cuatro años y un mes de prisión.
El 19 de septiembre de 2012, aproximadamente a las 20:30, Yonathan Emanuel Ortiz junto con otras dos personas ajenas a la presente resolución, mediante intimidación con armas de fuego ingresaron al domicilio ubicado en Peatonal 1 del barrio Don Bosco de San Nicolás donde redujeron a sus moradores manteniéndolos privados de su libertad, atados con precintos, y se apoderaron ilegítimamente de un televisor marca Sony 40 pulgadas, un equipo de audio, una notebook, dos monitores de computadoras, un celular marca Nokia, dos celulares marca LG, $ 1000 en efectivo, una netbook, una cámara de fotos marca Sony y un juego de llaves, para luego darse a la fuga.
La materialidad delictiva descripta está probada con el acta de procedimiento donde consta cómo personal policial tomó conocimiento del hecho, se dirigió al lugar donde identificó a las víctimas y consignó detalles del mismo.
Testimonio
A las pruebas se agregó el testimonio de Maximiliano Becker, quien manifestó que siendo las 20:30 aproximadamente, en circunstancias en que se encontraba sentado en un cantero ubicado en la vereda de su domicilio dialogando con su amigo Lautaro, observaron que desde la calle Cochabamba y de la vereda opuesta a la que se hallaban ellos, doblaron caminando dos personas, quienes se desplazaban hacia la arteria Benítez, cruzándose a pocos metros de vereda, por lo que al llegar donde se encontraban, unos de estos sujetos le preguntó si tenían fuego, a lo que contestaron que no tenían debido a que no fumaban, momento este donde uno de los individuos lo tomó del hombro y le dijo que se quedara tranquilo, exhibiéndole un arma de fuego de puño, de color negra, con tambor de tamaño mediano, ordenándole que se metiera hacia el interior de la casa, pudiendo divisar que el restante sujeto, el cual se hallaba con su amigo, también poseía en su mano un arma de fuego de las mismas características que la descripta anteriormente, no pudiendo aportar ninguna característica de dicho malviviente. Cuando se disponían a levantarse del cantero, a una distancia de unos veinte metros venía caminando un tercer individuo, el cual se sumó a los delincuentes. El sujeto le preguntó si tenía llaves de la casa, como así también quién se encontraba adentro, a lo quien respondió que no poseía llaves y que estaban sus padres, ante lo cual este le dijo que golpeara y dijera que le abran la puerta, motivo por el cual hace caso a ello y procede a golpear la puerta principal, ante lo cual su madre le abre y sin prestar atención regresa a la cocina. Es así que aprovechando esta situación los tres delincuentes logran ingresar al interior de la vivienda, por lo que llama a su madre y recién allí puede advertir lo que estaba sucediendo, ya que el delincuente lo tenía apuntando con el arma en la cabeza, tomando también conocimiento de dicha situación su padre, quien se hallaba mirando televisión en la misma cocina. En ese momento obligan a todos a que bajaran la mirada, y les ordenan que se pusieran en el piso boca abajo, por lo que hacen caso a ello y les piden asimismo que le entregaran toda la plata. Responde su padre que no tenían dinero, que revisaran, pero no iban a encontrar nada. Es entonces cuando uno de los delincuentes se dirige hacia el resto de la vivienda y regresa luego con su hermano, el cual estaba en su habitación, a quien también lo hacen colocar de la misma manera que el resto. Allí les ordenan que pongan sus manos hacia atrás y comienzan a colocarles precintos de color negro. Posteriormente quedó en la cocina un solo sujeto, mientras que los otros dos revisaban los ambientes de la casa. Momentos después regresan y le dicen a su padre que se levantara, retirándolo del lugar, mientras el que quedó allí sacaba un televisor LCD de 40” y un equipo de música. Pasados unos minutos vuelve uno de los individuos y le refiere al que los custodiaba que se apurara porque se había podrido todo, ante lo cual igualmente este sujeto logra sustraer los elementos antes detallados y se retiran todos rápidamente de la vivienda. Es por ello que al escuchar que cierran la puerta del frente se levanta y logra sacarse los precintos, procede a cortar los que poseía su amigo y el resto de la familia, por lo que al dirigirse al living pudo ver a su padre que se estaba levantando, llama en ese momento su madre a la policía, y constatan que también se habían llevado una notebook, una netbook, tres celulares, una cámara fotográfica de la marca Sony, dinero en efectivo por la suma, cree, de $ 1000 de su padre y dos monitores de color negro, uno de 19” y el restante de 30” ignorando si hubo otros faltantes.