En la tarde de ayer, vecinos autoconvocados y pertenecientes a organizaciones medioambientales tomaron la posta y realizaron un corte con embarcaciones en la hidrovía de Ramallo. El motivo se debe a que la Administración General de Puertos realizó un dragado en el canal conocido como Las Hermanas desde octubre del año pasado. EL NORTE estuvo en el lugar y realizó la cobertura con una embarcación en medio del río Paraná.
De la Redacción de EL NORTE
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Desde octubre del 2021, la hidrovía de Ramallo viene sufriendo un dragado que está realizando la Administración General de Puertos, debido a que quieren cambiar la traza por donde pasen las grandes embarcaciones. Esto provocó un enojo y preocupación en los amantes del río, que conllevó a que ayer se realice un corte con embarcaciones en pos de expresar su descontento.
EL NORTE viene cubriendo el particular y ayer estuvo presente dicha manifestación desde el río Paraná. Dos vecinos ramallenses que formaron parte dejaron que este diario zarpe con ellos para conocer de cerca el dolor que les generó encontrarse con la draga el año pasado.
“Los problemas principales y que más nos preocupan son dos: que no hay un estudio de impacto ambiental nuevo, por lo que no sabemos cuánto daño le puede generar al medioambiente; y el segundo es que tememos por la desaparición de la isla Las Hermanas”, contó José Luis, propietario de un rancho en la isla mencionada y de la embarcación que llevó a EL NORTE.
Fue una manifestación masiva, con personas que llegaron incluso de Rosario. De hecho, en esa ciudad, se realizó un evento similar hace unos días por el mismo motivo. “Ramallo no se vende” era la frase con la que tomaba fuerza, cerca de las 17:00. De la actividad participaron unas 50 embarcaciones, entre lanchas, botes y kayaks.
La concesión de la vía navegable llevaba 25 años en manos de Hidrovía S. A., un consorcio integrado por la empresa belga Jan de Nul y la argentina
Emepa S. A. A lo largo de 750 kilómetros, cada año se remueven, en promedio, unos 30 millones de metros cúbicos de barro, arena y piedras.
Problemáticas
La crítica más fuerte se la había llevado la falta de estudio de impacto ambiental, a lo que la respuesta fue que ya hay un estudio viejo realizado y no debería haber problema. Este medio pudo saber que se estaría realizando otro nuevo, con el fin de intentar conformar a los vecinos. Lo que sí se mandó fue un informe al Ejecutivo de Ramallo, explicando las posibles consecuencias que habría.
EL NORTE accedió al texto donde se plasmó que “los procesos de erosión que se suceden en la playa de Ramallo son consecuencias naturales y no del dragado”. En comunicación con el secretario de Desarrollo local, Roberto Borselli, afirmó que “a nosotros también nos preocupa lo que está pasando en el río Paraná, por eso nos reunimos con la Administración General de Puertos y nos dejaron tranquilos con las respuestas. Nuestras consultas fueron evacuadas, ahora esperamos que no suceda nada extraño”.
Por su parte, el periodista y experto en el tema, el rosarino Carlos del Frade, había contado a este diario que “por Constitución Nacional, las provincias adquieren el derecho y la obligación de cuidar todo lo que tiene que ver con lo medioambiental. Por lo cual, el Gobierno de la provincia de Buenos Aires es el primer responsable y no puede mirar para otro lado”.
“Hay gente que puede quedar sin casa, hay ramallenses que pueden morir por los pozos que genera el dragado y hay comerciantes que seguramente terminen de bajar sus persianas para siempre”, añadieron ambientalistas.
Nueva ruta
Con esta acción que se toma, los barcos pasarían por el canal Las Hermanas, es decir, por delante de la isla del nombre homónimo. Esto perjudicaría a los vecinos del lugar y a los turistas. Recordemos que Ramallo es una ciudad que vive prácticamente del turismo y penden de un hilo muchos puestos de trabajo si no se actúa de inmediato.
“Ramallo es privilegiada por tener una de las zonas más anchas del río Paraná, lo que beneficia turísticamente por la práctica de deportes acuáticos, sobre todo vela. El tránsito de más de 4500 buques anuales provocará grandes problemas en la navegación y accidentes de toda índole”, aseguran los ambientalistas.