La viceprimera ministra y ministra de Finanzas, Chrystia Freeland, renunció justo cuando debía presentar sus previsiones financieras, informaron medios internacionales.
Considerada la mano derecha del primer ministro, se opone a la política de gasto público de Justin Trudeau, según consignó el sitio RFI.
Freeland, no logró digerir la suspensión por Justin Trudeau de un impuesto sobre las ventas, cuyo costo está estimado en 1.200 millones de euros, en un momento en que Canadá necesita dinero para hacer frente a la amenaza de Donald Trump de imponer aranceles del 25%.
Y ello en un momento en que el principal socio de Canadá es Estados Unidos, que representa el 75% de sus exportaciones.
“Discrepamos sobre el mejor camino a seguir para Canadá”, escribió Chrystia Freeland, que también es ministra de Finanzas, en una carta publicada en la red social X en la que se refirió al “gran desafío” que tiene por delante Canadá.
“Nuestro país se enfrenta hoy a un gran desafío. La nueva administración estadounidense está aplicando una política de nacionalismo económico agresivo”, continuó.
Ella continuó: “Para ser eficaz, un ministro debe hablar en nombre del primer ministro y con su plena confianza (…) Usted ha dejado claro que ya no tengo esta confianza de manera creíble y que ya no tengo la autoridad que eso implica”.
Entonces, por primera vez, uno de los partidos de la oposición, aliado del Partido Liberal en el poder desde hace varios meses, pidió la dimisión del primera ministro.