El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) y los últimos informes internacionales coinciden en sus diagnósticos: diciembre y enero serán meses de calor intenso y lluvias escasas para San Nicolás y la región. Este pronóstico podría afectar tanto a las actividades agrícolas como al consumo de recursos esenciales.
De la redacción de EL NORTE
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El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) difundió su Pronóstico Climático Trimestral para el verano 2024-2025, y las noticias no son alentadoras para San Nicolás y el norte de la provincia de Buenos Aires. Según el informe, diciembre y enero estarán marcados por temperaturas superiores a las normales y precipitaciones por debajo de los promedios históricos.
Para el norte bonaerense, los pronósticos apuntan a una combinación de días soleados y escasez de lluvias, un escenario típico asociado a períodos de neutralidad climática. La ausencia de un fenómeno claro como La Niña o El Niño aumenta la incertidumbre, aunque predominan las condiciones secas y cálidas.
Los expertos anticipan que esta situación incrementará las olas de calor y generará una mayor demanda de energía y agua, un desafío adicional para los municipios y las actividades productivas de la región, especialmente la agrícola.
Si bien a lo largo del año se especuló con el impacto de La Niña, la mayoría de los modelos climáticos internacionales coinciden en que su influencia será mínima o nula este verano. La Oficina Australiana de Meteorología y el Laboratorio de Análisis de Imágenes Satelitales (Lapis) destacan que las condiciones oceánicas permanecen dentro de los parámetros de neutralidad y que las temperaturas del Pacífico tropical no cumplen con los criterios necesarios para la formación de La Niña.
Esto significa que la región no contará con el típico patrón de lluvias deficitarias que suele asociarse con este fenómeno, pero tampoco se esperan eventos de recuperación significativos.
La combinación de temperaturas elevadas y precipitaciones escasas plantea un desafío crítico para los cultivos de verano, especialmente en áreas como San Nicolás y alrededores, donde las reservas de humedad en el suelo ya son más bajas de lo normal. Según especialistas, aunque hubo lluvias aceptables en octubre y noviembre, siguen existiendo “parches secos” que podrían comprometer la productividad agrícola.
El Índice de Vegetación de Diferencia Normalizada (NDVI) muestra una leve mejora en comparación con semanas anteriores, pero las previsiones climáticas sugieren que la recuperación será limitada.
De cara al inicio del verano, se espera que las condiciones climáticas contribuyan a un aumento de olas de calor y jornadas soleadas, lo que podría intensificar la necesidad de riego y el consumo energético en hogares e industrias. La sequía y el calor también representan un riesgo para la salud de la población más vulnerable, como niños y personas mayores.
En este contexto, las autoridades recomiendan planificar cuidadosamente los recursos hídricos y energéticos, y tomar precauciones ante posibles emergencias relacionadas con el calor extremo.
El verano en San Nicolás y el norte de Buenos Aires se perfila como un desafío climático. Mientras la incertidumbre sobre los fenómenos ENSO (El Niño y La Niña) persiste, la región debe prepararse para enfrentar un escenario seco y caluroso que afectará tanto a las actividades productivas como a la vida cotidiana.