En la presente jornada se cumplen cinco años del femicidio de Daiana Almeida. La joven fue asesinada el 7 de noviembre de 2019 en San Nicolás de los Arroyos por Miguel Ángel Nievas.
De la Redacción de EL NORTE
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Tenía 30 años cuando fue víctima de femicidio. Alrededor de la medianoche, Daiana concluía su turno en enfermería del Hospital San Felipe y emprendia el regreso a su hogar en moto. En el camino, fue perseguida, interceptada y forzada a desviarse por Nievas. En un descampado cercano al Molino Santa Clara, tras la brutal agresión, le quitó la vida.
La violencia quedó demostrada por un rasguño en la mano de Nievas al momento de su captura, mientras intentaba huir de la ciudad a pie, durante una movilización en la ciudad en reclamo de justicia por Daiana.
Tras evaluar la contundente evidencia presentada en las audiencias del juicio, la justicia declaró a Nievas “autor penalmente responsable de los delitos de femicidio, homicidio criminis causa, robo, privación ilegal de la libertad agravada y abuso sexual agravado por el uso de armas”. Fue condenado a prisión perpetua.
El hospital San Felipe, donde trabajaba la joven nicoleña, compartió un mensaje en sus redes sociales en su honor: “En el quinto aniversario de su femicidio seguimos diciendo: ¡Daiana presente! En su memoria… Por ella, por vos y por todas, prohibido olvidar #NiUnaMenos”.
Una problemática que no cesa
En lo que va de 2024, se registraron 243 víctimas de femicidio.
El reciente informe del Observatorio de Femicidios en Argentina “Adriana Marisel Zambrano”, coordinado por La Casa del Encuentro, reveló que entre enero y octubre de este año se registraron 217 femicidios, cinco trans/travesticidios, tres lesbicidios y 18 femicidios vinculados de varones.
Este escenario dejó a 276 niños sin sus madres, de los cuales el 52% son menores de edad. Además, el 54% de los agresores eran parejas o exparejas de las víctimas, 31 mujeres habían realizado denuncias previas, y diez contaban con medidas cautelares de protección.
El 63% de las víctimas fueron asesinadas en sus propios hogares o en la vivienda que compartían con el agresor.