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domingo, diciembre 15, 2024
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MALOS AUGURIOS PARA LA ECONOMÍA ARGENTINA EN 2022, SEGÚN GOLDMAN

El banco de inversiones pronosticó que, en 2022-2023, se espera que la economía argentina “enfrente vientos en contra debido a la acumulación de desequilibrios macroeconómicos y financieros, y micro distorsiones crecientes y asignación ineficiente de recursos”.

De la redacción de EL NORTE
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La Argentina se enfrenta a un 2022 en el que la tasa de crecimiento vista este año, resultado del rebote tras la pandemia, va a desacelerarse en forma abrupta. No se ven en el horizonte cercano soluciones significativas para una inflación que marcha en torno al 50% anual sin anclas a la vista y tampoco para el persistente déficit fiscal, mientras que el peso va a necesitar devaluarse y un programa con el FMI difícilmente sea suficiente para torcer el rumbo. Esa visión tan oscura surge del análisis que hizo sobre el país uno de los gigantes de Wall Street.



El banco de inversión estadounidense Goldman Sachs distribuyó entre sus clientes un análisis de la situación económica de la Argentina y de las perspectivas para 2022 y el futuro inmediato. El reporte, que lleva la firma del economista jefe para América Latina Alberto Ramos, hace un repaso punto por punto por las distintas variables macro para concluir que el escenario está lejos de ser prometedor.

En su análisis citado por Bloomberg En Línea, Ramos asegura que la Argentina continúa siendo “un caso aparte” por sus políticas heterodoxas y su estrategia monetaria permanentemente laxa. El economista espera que la economía local enfrente vientos de frente debido a sus múltiples desequilibrios -inflación muy alta y presiones cambiarias impulsadas en parte por la emisión monetaria para financiar el déficit público-, además de todo tipo de desequilibrios microeconómicos resultado de regulaciones.



El stock de reservas es “peligrosamente bajo” sin que se esperen giros de política económica orientados a mejorarlo. Y sin dar por hecho un acuerdo con el FMI, Ramos tampoco deposita muchas esperanzas en que alcance para un cambio de rumbo.

“Se prevé una fuerte desaceleración del crecimiento en 2022, pero no de la inflación. El ajuste fiscal es urgente, pero no se está buscando. El ajuste del tipo de cambio es una necesidad, pero es una cuestión de difícil gestión dado el entorno de inflación muy elevado, superior al 50%. Las cuentas exteriores están ancladas por controles amplios pero insostenibles. En nuestra línea de base no prevemos grandes reformas fiscales y/o de fomento del crecimiento. Por último, tras los malos resultados de las elecciones de mitad de mandato, el Gobierno entrará en 2022 con un capital político y una representación en el Congreso reducidos”, sentenció.