Fue en Alemania, donde el 73% de las compañías que terminaron la experiencia piloto declaró no querer volver atrás. En Argentina, se analizan jornadas laborales alternativas.
Alemania acaba de concluir su experimento sobre la semana laboral de cuatro días, en España el tema ocupa el centro del debate y, en Argentina, el Gobierno ve con buenos ojos un régimen optativo de jornada laboral alternativa, que sea incluida en el convenio colectivo y se aplique en un plazo de 3 a 6 meses de prueba.
El secretario de Trabajo, Julio Cordero, se había mostrado dispuesto a impulsar ante empresarios y sindicalistas la iniciativa presentada por el diputado radical Martín Tetaz, aunque con matices en cuanto a la extensión, ya que la compensación por el o los días menos de prestación de tareas no no debería superar las 12 horas diarias de la jornada de trabajo sin el pago de horas.
“El proyecto tiene varias ventajas. Le permite a las partes explorar jornadas laborales alternativas, fijar cuatro días de trabajo y tres de descanso o reducirlas a cambio de un compromiso de productividad”, había aclarado Tetaz.
Y añadía: “Creamos el instituto de la prueba durante tres a seis meses con un cambio en las reglas de juego. Si funciona para ambas partes, se mantiene; sino, reversibilidad”, precisó.
Capítulo del DNU
El plan guarda similitudes con el artículo 79 del capítulo laboral del DNU 70/23, frenado por un amparo judicial, que habilitaba la constitución de bancos de horas o alteraciones en la extensión de la jornada en cada convenio con la sola limitación de un descanso mínimo de 12 horas entre un día de trabajo y el siguiente.
La jornada laboral alternativa prevé una duración máxima de cuarenta y ocho horas semanales” que “cada sector en función de las características de la actividad definirá cómo distribuirlas, pudiendo existir jornadas diarias más largas durante menos días de la semana o bien jornadas más cortas durante mas días de la semana”.
Para instrumentarla, el proyecto habilita saltearse los artículos 1 y 2 de la ley 11.544 de jornada laboral que establecen una duración máxima diaria de 8 horas y de 48 horas por semana con excepciones como el trabajo agrícola, ganadero y de personal de casas de familia.
En Alemania ya se cuenta con los resultados preliminares de la experiencia: el 73% de las empresas que participaron ya no quieren volver a la jornada de cinco días.
En el país el trámite es seguido atentamente, a tal punto que también está en preparación “un nuevo dictamen que permite mayor flexibilidad para trabajos a tiempo parcial, como los ‘minijobs’ de Alemania, que permiten mejorar la inserción laboral de las madres o para quienes no quieren trabajar a jornada completa”, explicó Tetaz.
El año pasado, las centrales sindicales presionaron para debatir en el Congreso la reducción de la jornada laboral de 48 horas semanales que rige desde la década del ‘30.