Usuarios de redes sociales enviaron a este medio en los últimos días, más de una docena de videos en los que se observa en riña a estudiantes de distintas escuelas nicoleñas. Estos hechos son multicausales. Algunos docentes y directivos expresan sentirse “a la deriva” más allá de los protocolos. EL NORTE trató de obtener declaraciones de la inspectora Jefe de Educación Distrital de gestión pública Virginia Vivas, quien no respondió a la consulta. Se sabe que la escuela es una caja de resonancia. También puede ser un espacio de contención y posibilidades, si el Estado realmente trabaja mediante sus autoridades, herramientas y presupuesto.
De la Redacción de EL NORTE
[email protected]
Como dio cuenta EL NORTE esta semana, usuarios de redes sociales enviaron a este medio en los últimos días, más de una docena de videos en los que se observa en riña a estudiantes de distintas escuelas nicoleñas, sobre todo del nivel secundario. Los hechos se dan generalmente a la salida de las instituciones educativas, pero también dentro de ellas.
El lunes se registró una impactante agresión física de una joven a otra, mientras una tercera filmaba toda la situación, alentaba los golpes e instaba a patadas. Una adolescente golpeó a otra en plena vereda de una escuela ubicada en Alvear entre Nación y Pellegrini.
También te puede interesar: https://diarioelnorte.com.ar/violencia-entre-alumnos-quien-frena-esta-locura/
Ante estas situaciones que claramente visibilizan muchas otras que se multiplican por estos días, EL NORTE trató de obtener declaraciones de la inspectora Jefe de Educación Distrital de gestión pública Virginia Vivas, quien no respondió a la consulta. La ausencia de respuesta de las máximas autoridades -que tampoco autorizan a hablar con los medios de comunicación públicamente a referentes de cargos jerárquicos inferiores- ante qué acciones se implementan en el distrito en relación a estas problemáticas que les competen, obstaculizan el ejercicio periodístico y permiten poner en duda si verdaderamente se tiene vocación de hacer algo al respecto.
Multicausalidad
Sin duda, las agresiones físicas entre estudiantes deben pensarse desde la multicausalidad: el uso de las redes sociales donde en muchos casos se fomenta la violencia amparada en el anonimato, el contexto económico, los discursos de odio, las dificultades y la vulnerabilidad que atraviesa una buena parte de la población, situaciones y conflictos vinculados a la adolescencia, entre otros.
Se sabe que la escuela es una caja de resonancia. También puede ser un espacio de contención y posibilidades, si el Estado efectivamente trabaja mediante sus autoridades, herramientas y presupuesto.
Comunidad educativa
En diálogo con este medio, algunos docentes y directivos manifestaron lo que viven con frecuencia en varias escuelas locales, vinculado a la violencia física entre estudiantes.
Comentan que notan que los hechos han aumentado principalmente en el nivel de violencia con la que ocurren, incluso incorporando otros elementos materiales en las peleas para generar el mayor daño posible, lo que ‘demuestra una total desaprensión por el otro’.
Docentes describen que se sienten “a la deriva” en muchas oportunidades, aunque existe un protocolo de actuación. “Es muy difícil mantener la calma cuando en varias ocasiones las víctimas somos los docentes. Es muy frecuente que nos amenacen y que ataquen nuestras pertenencias”, expresan.
Los docentes no pueden intervenir separando físicamente a los alumnos cuando están peleando ya que podrían resultar heridos, más cuando se utiliza algún objeto en la pelea. “Es una situación muy estresante que nunca se sabe cómo puede concluir”, dicen.
Sobre las acciones que desde las escuelas realizan enumeran que hay charlas de prevención, talleres ‘y se trabaja día a día’. “Es muy importante trabajar la ESI. Muchas de las peleas ocurren por hechos que tienen que ver con bullying o por noviazgos. Sin embargo, es muy necesario el apoyo y acompañamiento de las familias lo que lamentablemente falta cada vez más”, manifiestan.
“Los adolescentes no son un ente aislado de la sociedad y lo que ocurre en ella. Si desde las altas esferas bajan discursos de odio, ellos toman eso como algo habitual, normalizado. Los que ocurre en su familia y sociedad se traslada a la escuela y muchas veces se potencia. La escuela sigue siendo un ámbito seguro, donde el alumno sabe que es escuchado y contenido. Muchas veces es el único lugar donde se siente así”, expresan.
¿Por qué estalla la furia adolescente?
Consultado por EL NORTE sobre la problemática, el Dr. en Educación Jorge Noro analizó: “Algo ha pasado con la educación y la escuela de los últimos tiempos, porque los muros han caído y ya no hay estructura que proteja el interior de las amenazas del exterior. Ya no hay límites, ni frenos, ni sanciones que operen como dique protector ante conductas y procedimientos que rompen con todos los reglamentos y códigos de convivencia ciudadanos y escolares. Una sociedad sin límites, que exhibe de manera obscena los mayores ejemplos de descontrol, de violencia, de agresiones, de insultos e improperios, de ira desatada, de venganza, de desconocimiento del otro, que se alimenta de intolerancia y de la cancelación de los enemigos, una sociedad así, abre las puertas de las escuelas, se apropia de sus alrededores y circula sin pudor por su interior”.
Entre las razones de porqué esto sucede, señala la subjetividad de los niños y adolescentes que se está alimentando conforme a lo que observan y viven cada día distintos escenarios como la familia, el barrio, los grupos, las salidas, los medios, los adultos. “Cuando concurren a la escuela, siguen obrando como están acostumbrados a hacerlo”, indicó. Asimismo, ‘hay una generación adolescente de todos los sectores sociales que está dispuesta a luchar, a pelear, a pegar, a golpear si alguien se interpone en el trayecto hacia su deseo, sus gustos, sus elecciones, sus propósitos’.
Noro sostiene que ‘ha muerto el diálogo, la posibilidad de reconocer al otro y de escuchar sus razones o sus ideas´. “Todo se resuelve a los golpes, golpes reales o virtuales, peleas en el aula, en el patio o en las inmediaciones de la escuela, o enfrentamientos virtuales en las redes sociales. Y siempre hay una legión de aplaudidores alentando, registrando las imágenes en los videos, gozando con la pelea, la derrota y el dolor ajeno”, evalúa y concluye entre las cuestiones a considerar que la sociedad ha instalado una cultura de la impunidad: “Se puede hacer todo, de todo y a todos. robar, pegar, agredir, odiar, insultar, calumniar, engañar, estafar, violar, herir, maltratar, atropellar, abandonar, coimear, actos de corrupción. Por supuesto que hay intervenciones formales, policiales y judiciales, pero finalmente nada sucede, todo se pierde en la maraña interminable de papeles y demandas”.
Bullying en aumento
En pleno 2024, el último informe de la ONG Bullying Sin Fronteras reveló que Argentina está en tercer lugar entre los países con más casos de bullying y ciberbullying entre chicos y adolescentes en edad escolar.
Según el documento, en el período abarcado por la investigación se contabilizaron 14.800 casos graves en el país, lo que implica un incremento del 20% con respecto al último informe, realizado en 2019, donde se habían registrado 12.300 casos.
Según los expertos, el bullying escala en niveles de violencia, siendo los más graves aquellos en los que la víctima resulta hospitalizada por lesiones de terceros o intentos de suicidio. Aquí también se cuentan las muertes vinculadas al acoso y la agresión entre pares.
En esa línea, el documento desagrega porcentajes según provincias, para mostrar que la concentración más alta se da en Ciudad de Buenos Aires (CABA), con un 18%; seguida por provincia, con el 14%.
Igualmente, los casos de hostigamiento, amenazas, intimidaciones y agresiones físicas y verbales entre chicos y adolescentes se dan en todo el territorio nacional.